Entrevista con Anton Coleman: “En diez años vamos a tener un cóctel de medicamentos para los pacientes”
El neurólogo norteamericano Anton Coleman visitó el año pasado localidades de Entre Ríos en plan de desarrollo de una investigación mundial sobre el Mal de Alzheimer, una enfermedad degenerativa que afecta las actividades mentales de las personas de la tercera edad. A nivel mundial se espera un gran incremento de la población con este padecimiento en las próximas décadas. Se está tratando de desarrollar un ‘coctel’ de vacunas y medicamentos para los pacientes y también para prevenir en personas con predisposición genética. Acompañado por el doctor Daniel Sione, su contacto profesional en nuestra provincia, Coleman explicó las características de la enfermedad y la investigación en marcha.
Alzheimer y demencia senil
– ¿Qué diferencia hay entre alzheimer y demencia senil?
— Que sea senil no tiene que ver solamente con la edad. 65 o más es senil y antes es pre senil.
– ¿En Alzheimer los casos comienzan antes de los 65 años?
— En casos familiares excepcionales pueden comenzar en la tercera o cuarta década.
– ¿Cómo se da cuenta uno que está con Alzheimer?
— Generalmente se comienza con trastornos de la memoria. Todos tenemos olvidos despues de los cuarenta, pero en los casos que parecen Alzheimer, el paciente o los parientes notan que la memoria ya interfiere con sus actividades diarias. No va a sus citas profesionales, se olvida de pagar las cuentas y entonces le cortan la luz, por ejemplo. Afecta bastante ese tipo de olvidos. Guarda cosas y no sabe donde. Pero también pasa con mucha gente y uno hace una prueba neurocitológica y resulta que es más olvidadizo o distraído que con enfermedad.
– ¿El tema de la edad es muy importante a la hora de diagnosticar?
— No. La edad es un factor más que se toma en cuenta. Pero por lo general en todas las enfermedades demenciales, los casos familiares comienzan en forma muy temprana.
– ¿Por qué habla de casos familiares? ¿El Alzheimer es un problema hereditario?
— En algunas familias sí. Pero sólo ocurre en el 2 a 5% de los casos mundiales; el resto, del 95 al 98% son los llamados casos esporádicos. Sabemos que todo es genético, pero en los casos esporádicos no tenemos indicio de que haya un gen en la familia.
– ¿Cómo se diferencia Alzheimer de demencia senil?
— Hay que hacer una batería de pruebas. Resonancia magnética con cortes especiales y pruebas neuropsicológicas, son las dos más importantes. Las pruebas con tomografía o encefalogramas no tienen tanta nitidez o definición como la resonancia magnética. La tomografía computada no se usa mucho para los diagnósticos en los países del Primer Mundo porque no es tan sensible como resonancia magnética.
Investigación científica
– ¿Desde la investigación que está desarrollando a qué apunta? ¿Ver gente proclive a tener alzheimer, proponer tratamientos nuevos?
— Ha comenzado, a fines de noviembre de 2013, el primer estudio internacional preventivo, sobre casos de Alzheimer familiar o hereditario, gran porcentaje de estos individuos son de Colombia, donde hay un pedigree gigante.
Sione: — ¿Por qué está el doctor Coleman en nuestra provincia y particularmente en sus zonas de asentamiento de alemanes del Volga? Porque el Alzheimer se identificó por primera vez en ese grupo étnico. Entonces, el doctor está buscando familias que tengan el gen. El gobierno de Estados Unidos está haciendo esta investigación porque quiere afrontar el problema a nivel mundial. Esto hay que pararlo de alguna forma porque se va multiplicando mucho.
– Las estadísticas son importantes a nivel mundial
— Se dice que hay 14 millones de personas a nivel mundial, pero en 2050 habrá unos 50 millones quizás.
Gen en Alemanes del Volga
– Hay un gen del alzheimer detectado en los alemanes del Volga o solo se los menciona como el primer hallazgo.
— Sí. Pero también hay otros genes de Alzheimer detectados en otros grupos étnicos. Los alemanes del Volga tienen el gen que se llama presenelina 2. No todos los alemanes del Volga lo tienen. Se tiene que ver en tres generaciones y la mitad de los hermanos. Este gen es autozómbico dominante. Significa que si está el gen, sí o si, se desarrolla la enfermedad. Algunos son recesivos y necesitan dos genes, el de la madre y el del padre, para desarrollar la enfermedad.
– ¿Ud. Visita a personas con antecedentes familiares?
— Lo que hago, cuando una familia me lo permite, es mapear el árbol genealógico. Verificar que esté el gen presenelina 2. Está relacionado también con el colesterol, aunque no necesariamente sólo con personas que tengan colesterol alto en sus análisis bioquímicos.
– ¿Tiene que ver el alzheimer en los alemanes del Volga con que históricamente en sus dietas hubo mucha grasa, tocino, cremas?
— No creo.
Sione: — Cuando el doctor se refiere al colesterol no habla del colesterol elevado que se obtiene en análisis de laboratorio, no es eso. Es otro tema.
— Todas las membranas y células tienen colesterol. Hay mucho colesterol en el cuerpo humano que no tiene que ver con lo que se detecta en sangre. Las células no pueden vivir si el colesterol que forma las paredes celulares no funciona bien, dejando pasar nutrientes. Pero, por supuesto, ignoramos muchos detalles sobre esta enfermedad.
– Entonces, ¿qué sabemos sobre Alzheimer?
— A grandes rasgos, primariamente es un trastorno de memoria que después se globaliza en cuanto a las funciones conectivas, afecta lo cognitivo, las actividades diarias para vivir y también la conducta. Pero primero, siempre es cognitivo.
– ¿Termina degradando el propio cuerpo?
— No generalmente. La parte motora y sensorial quedan indemnes hasta casi el final. Después, puede degradarse por falta de alimentación, por no reconocer que hay que comer. Muchas veces el enfermo prefiere tomar coca-cola y comer una hamburguesa. Generalmente mueren por una neumonía, un trastorno cardíaco. Pero la enfermedad en sí no mata como una bacteria o un virus.
Estadísticas futuras
– ¿Por qué aumentará la enfermedad en los próximos treinta años?
— Son los hijos de la gente que volvió de la Segunda Guerra Mundial. Hubo un gran auge de nacimientos, y todos cumplieron 65 años, más o menos. A partir de los 65 años hay 2 al 5% de posibilidades de desarrollar la enfermedad. A los 75 años, 12 al 15%, a los 85 años la mitad de las personas están dementes. Toda esta gente (del ‘baby boom’ posterior a 1945) va envejeciendo y si se mantienen vivos, la mitad van a desarrollar demencia, entonces va a ser una gran epidemia.
– ¿Entonces, no se debe a que esté avanzando la enfermedad por su cuenta, como ocurre con el SIDA?
— No, es por mero número estadístico de población de tercera edad. El problema es que no hay país que pueda soportar la carga financiera que implica afrontar la enfermedad. Porque no solamente el paciente está discapacitado, toda la familia tiene que dedicarse a cuidarlo. Son personas que trabajan y deja de ingresar dinero a la familia o lo deben destinar al tratamiento prolongado.
Síntomas psiquiátricos
– ¿Hay ‘Alzheimer psiquiátrico’, con personas que se ponen de mal humor de pronto?
— Síntomas psiquiátricos en Alzheimer aparecen más bien con la enfermedad avanzada. Pero hay otras enfermedades que muchas veces son difíciles de diferenciar, por ejemplo, la enfermedad de Pick, que afecta los espacios frontotemporales del cerebro. Esa enfermedad generalmente comienza con la variante comportamental, con problemas psiquiátricos. Dentro de las familias con Alzheimer hereditario hay muchos más casos de trastornos psiquiátricos tempranos que en casos esporádicos. Hay otra enfermedad relacionada con el Parkinson, la enfermedad cortical de Lewy que comienza con demencia.
– ¿A veces parecen confluir el Mal de Parkinson y Alzheimer o demencia senil?
— Lo que pasa es que el mal de Parkinson y Alzheimer bajo análisis de microscopio coexisten en el 60% de casos de los dos lados. Entonces, tienen enfermedad mixta. Muy pocas demencias son puras cuando se llega a la autopsia. También hay que pensar que con infartos cerebrales se puede llegar a un cuadro demencial.
Sione: — Cuando se analiza el cerebro de los enfermos de Parkinson se encuentran también lesiones que corresponden a la enfermedad de Alzheimer.
Nuevos medicamentos
– ¿Alzheimer y las demas enfermedades que afectan la parte cerebral no son reversibles? ¿Al declararse sólo se puede frenar un poco su desarrollo?
— O tratarla sintomáticamente. Por eso, en vez de curar a la gente que está enferma, tratamos de prevenir en quienes no desarrollaron síntomas todavía. En realidad, si se hace una biopsia a una persona con el gen de Alzheimer ya sabemos que lo va a desarrollar.
– ¿Memorización, jugar ajedrez, leer, escribir, ‘tener la cabeza ocupada’ ayuda a prevenir o a retardar el desarrollo de la enfermedad?
— Sirve todo aprendizaje de cosas nuevas y mantenerse activo mental y físicamente; es muy importante para empujar la curva ‘hacia la izquierda’, como decimos los investigadores, para señalar que se trata de desarrollar la enfermedad de más viejos. Nuestras actividades sedentarias predisponen a la enfermedad.
Investigación
– ¿Qué investigación están haciendo con estas visitas?
— El marco general de la investigación es, primero, probar una vacuna pasiva, que ya sabemos que funciona en personas con mal de Alzheimer desarrollado. Pero queremos utilizarlo en personas que están en riesgo de desarrollar la enfermedad. Si tienes el gen específico de Alzheimer sabemos que se va a desarrollar. La vacuna podría retardarlo o quizás impedir que se desarrolle. Sobre los casos familiares, recién empezamos el estudio y no sabemos aún su efectividad. En casos esporádicos, muchos no mejoraron porque es difícil. De aquí a unos diez años, creemos que vamos a tener que dar un ‘cóctel de medicamentos’ a los pacientes. Encontrados los marcadores en un paciente en quien sabemos que va a desarrollar la enfermedad, seguramente le administraremos un cóctel para que no la desarrolle.
– ¿Desde cuándo se está trabajando en estas investigaciones?
— Desde la década de 1980 es cuando realmente dejamos de decir que ‘la abuela murió de arteriosclerosis o endurecimiento de las arterias’ y comenzamos a ponerle nombres a las demencias. Ahora tenemos un nombre, Alzheimer, que fue descubierto y descripto en 1906. El gran auge se dio cuando todas las naciones se unieron para combatir la enfermedad. Ahora se comparten datos sin celos o secretismo.
– Puede incidir mucho en las finanzas del sistema sanitario.
— Correcto, puede ser devastador. Actualmente está entre las cuatro enfermedades más caras, junto a los infartos cardíacos, los infartos de cerebro y el cáncer. Es cara porque la enfermedad dura mucho tiempo y hay mucha gente alrededor del paciente que se necesita para tenerlo contenido.
– ¿Qué pasa con las medicaciones que se usan actualmente?
— Son medicaciones sintomáticas, y si se usan bien traen mucha calma a la familia. Pero no son curativos. Para comportamientos psiquiátricos se utilizan medicamentos psiquiátricos, como tranquilizantes mayores y menores. Las drogas específicas para la enfermedad ayudan a la memoria, funcionan en otras enfermedades y ayudan en Alzheimer porque aparecen síntomas similares. Pero estas medicaciones tradicionales son de menor efectividad con respecto a las novedades que se están desarrollando, mucho más efectivas.
Vivir en Argentina
Coleman vino a los 15 años a nuestro país, a vivir en la Mariápolis Andrea, del Movimiento de los Focolares, una comunidad laico-religiosa católica.
“Me quería quedar acá, porque me gustaba más Argentina, comparada con Estados Unidos, en esa época. En lugar de volverme a los tres meses, seguí tres años y medio y luego pedí permiso para estudiar medicina en Buenos Aires. Me quedé en total once años. En ese momento no pude hacer la residencia acá y volví a Estados Unidos, hice mi entrenamiento por diez años y luego retornó a Argentina en el 1994 para trabajar en el Instituto FLENI.
– Dijo que le gustaba más Argentian que Estados Unidos. Dos preguntas: ¿Por qué? ¿Por qué cambió de idea?
— Cuando vine a los 15 años era mucho más divertido, más para parrandear, tenía muchos amigos. Era casi un ícono, era el único negro y era muy querido. Es otro tipo de afecto. En Estados Unidos, los yanquis son más fríos, se van a dormir a las diez de la noche, es más aburrido. Cuando volví en el 94, y por suerte me fui antes del corralito, ya me daba cuenta que era imposible hacer las cosas bien acá.
Trabajé en muchos lugares distintos, incluso a nivel privado. Era muy distinto que trabajar en Estados Unidos. Allá las cosas funcionan, la guita siempre está cuando tiene que estar, si te dan dinero para investigar nadie te lo roba. Por supuesto puede haber excepciones, pero los contratos se cumplen, generalmente. Veía muy difícil trabajar acá y muchas cosas no me gustaban. Pensé que era mejor vivir allá y venir acá, que al revés. A veces no podía ir a Estados Unidos porque no me daba el bolsillo para comprar los pasajes.
– Entre los militares, la hiperinflación de Alfonsín, la convertibilidad de Menem y la crisis del 2001, la Argentina se desbarrancó. Antes quizás era mucho mejor vivir aquí que en Estados Unidos.
— A nivel social, acá era mucho más sano cuando estuve de joven.
– ¿Ud. cree que ahora es más sano vivir en Estados Unidos que en Argentina?
— Estos últimos tiempos, en Buenos Aires me sentí muy inseguro. Estaban quemando cosas en las calles.
– La seguridad en Estados Unidos ¿cómo es?
— Si uno no se mete en las favelas, está todo bien. Por ejemplo, Harlem (tradicional distrito de clases bajas de Nueva York, N. de R.) está mucho mejor. Uno nota que en Buenos Aires en los barrios de alto poder adquisitivo, como Belgrano o Flores, ahora parece otro país de Latinoamérica, ya no es más una ciudad europea. Hay mucha suciedad, mucha gente vendiendo en las calles. Cada año me siento más alejado de lo que era la Argentina antes. Y las cosas que he escuchado, que estás parado en tu auto con luz roja y vienen en una moto, te roban o te dan un tiro. Eso no lo escuché en Estados Unidos, a menos que estés en una zona peligrosa. En Nueva York, por ahí te roban la cartera, pero nadie te va a poner una pistola en la cabeza y menos matarte por una cartera. La gravedad de los delitos es distinta.
Narcotráfico y consumo
– Con el narcotráfico y consumo de drogas, ¿se nota si acá estamos igual o peor que en Estados Unidos?
— No conozco mucho lo que pasa en Argentina. He leído que hay una droga llamada ‘paco’ y no veo que esté difundida en Estados Unidos. Algo parecido es el ‘crack’ allá, que parece ser ‘de mejor calidad’. Ahora, habiendo dicho eso, hay muchos viejos en Estados Unidos, en zonas rurales que consumen drogas. En Oregon, encima de California, yo atiendo pacientes en un hospital de Oregon. Generalmente en verano, de cuatro meses suelo estar dos y medio. Me ha tocado una cantidad de viejos que usan anfetaminas y marihuana, es alucinante, en esas regiones. No tanto, en las cuidades grandes, que hay más educación. Estoy hablando de 80 o 85 años.
– ¿No es la generación hippie?
— No, me parece que no. Por supuesto tienen edad de la generación hippie. Pero, ya saltar de marihuana a anfetaminas, es un salto muy grande. La marihuana está legalizada. Por supuesto, los hijos también consumen. A mí me sorprendió el fenómeno.
Quién es
Anton Coleman es neurólogo del comportamiento y tiene 55 años. De adolescente vino a vivir a la Argentina y estudió medicina en la Universidad del Salvador en Buenos Aires.
Actualmente trabaja en Naples, Florida, y es investigador asociado a universidades de Miami, Harvard, entre otras. Trabajó en las universidades de Harvard y Cornell y en la Clínica Mayo, entre otros lugares en su extensa trayectoria profesional.
Sigue conectado con Argentina y viene periódicamente, está trabajando con el Instituto de Neurología Cognitiva (INECO). En ese instituto trabaja el doctor Facundo Manes, neurólogo altamente conocido en nuestro país. Actualmente vive en Naples (Florida) y está casado, con tres hijos.