En Internet no todo es lo que parece
Silvina Calveyra es la Coordinadora del Consejo Provincial de Prevención, Protección y Asistencia a Víctimas y Testigos del Tráfico y la Trata de Personas del Ministerio de Gobierno y Justicia de Entre Ríos
Este Consejo es el encargado de aplicar el programa del mismo nombre, cuyo objetivo es implementar medidas destinadas a promover acciones integrales de asistencia, bregando por la restitución de los derechos fundamentales de las víctimas y evitando su revictimización.
“La línea de denuncia en la que intervenimos directamente nosotros es el 145. Ahí aparece la intervención y abordaje conforme a las facultades que otorga la Ley 10.852 como organismo de contralor del Protocolo de Actuación en materia de trata de personas. Hacemos acompañamiento y asistencia a víctimas, testigos y familiares e incluso participamos en operativos a solicitud, mediante oficio del Ministerio Público Fiscal o juzgados federales; sumando además colaboración en búsqueda de personas. También trabajamos en la promoción de normativas como la prevalencia en vivienda y el cupo laboral para víctimas que se encuentran en tratamiento, bregando desde nuestro espacio por su urgente aprobación, siendo la primera provincia a nivel nacional en presentar dichos proyectos de ley en la Cámara de Diputados, teniendo otras normativas ya en vigencia, firma de convenios con entes autárquicos y municipios con el fin de garantizar derechos humanos y sociales, entre otras”, comentó.
El paso por las escuelas
Actualmente trabajan con charlas en las escuelas bajo el título «En Internet no todo es lo que parece: grooming, ciberbullyng y su vinculación con la trata».
Calveyra estuvo recientemente en Valle María, acompañada por la tesista Maira Dobler. Participó personal docente de las instituciones educativas locales y de localidades vecinas, además de público en general interesado en la temática.
“Siempre la idea es promover esto en todas las instituciones educativas. Hicimos la primera etapa con una capacitación docente para que ellos repliquen en el aula algunos conocimientos, normativa vigente, trabajando con videos, entendiendo que para las nuevas generaciones lo audiovisual llega mucho más que las palabras”, informó.
Y resaltó que “Niños y adolescentes perdieron la capacidad de saber jugar, es algo que debemos tener en cuenta. Trabajamos mucho en los talleres con juegos. Es importante la concientización para prevenir hechos complicados y hasta de gravedad extrema en algunos casos. Los chicos están pasos delante de nosotros, los prejuicios los tenemos los adultos, no los niños y adolescentes. Hay que trabajar con los padres y referentes familiares para evitar conductas que -si no las eliminamos- terminarán generando futuras personas violentas en algunos casos”.
El primer celular
Aunque muchos expertos coinciden en que alrededor de los 12 años puede ser la edad indicada para pensar en darle su primer teléfono a un adolescente debido al cambio en sus dinámicas de vida y a la mayor autonomía que empiezan a tener, esto depende mucho del niño, de su sentido de la responsabilidad y de la madurez que tenga para usarlo adecuadamente y enfrentar posibles riesgos. La OMS, recomienda evitar el uso de dispositivos móviles en niños menores de 6 años para evitar problemas de sedentarismo y sobrepeso a temprana edad, señalando además que en esta etapa los niños aún no diferencian con claridad la realidad de la ficción y podría generarles algún tipo de “ciber-dependencia”. Algunos sugieren que antes de los 9 años los niños tengan acceso a dispositivos electrónicos sin acceso a internet, pero con contenido multimedia precargado para desarrollar cierto tipo de habilidades digitales. Y están los que plantean que 13 años es la edad ideal para darles un dispositivo móvil con acceso a internet, pero con un uso muy limitado de las redes sociales.
Calveyra es clara en su opinión: “Hay que evaluar si el niño está listo y lo necesita. Los niños en muchos casos requieren acceso a un celular por necesidad. Por comunicación con sus padres, otros familiares, o simplemente por procesos educativos y de seguridad también, pensando en la geolocalización, que da cierta seguridad a los padres permitiéndoles saber dónde están sus hijos permanentemente. Siempre hay que tener en cuenta el nivel de responsabilidad del niño y revisar su dinámica diaria, si va al colegio solo, o asiste a actividades extracurriculares en las que necesite estar comunicándose con sus padres; muchas veces esta puede ser una herramienta para supervisar más fácilmente lo que hace el niño”.
“Otro aspecto a tener en cuenta es qué tan maduro es para su edad. Por ejemplo, si se relaciona con sus amigos y compañeros de forma respetuosa y amable, o si es consciente de los riesgos de publicar algo en internet, para entender las consecuencias, como de “bullying” digital o en su entorno, como el colegio. Esto permite saber qué tan bien manejaría el niño cualquier situación que pudiera presentarse en el entorno digital”, enfatizó.
Planteó que es clave “Poner reglas claras y enseñar a través del ejemplo. A pesar de la madurez y responsabilidad que pueda demostrar un niño o adolescente, son necesarias reglas y condiciones de uso claras. Esto implica horarios o límites de tiempo en el uso o conexión, acuerdos sobre lo que puede o no hacer cuando navega y conversaciones acerca de los riesgos digitales a los que está expuesto. El ejemplo siempre será una de las mejores pautas para que los niños adquieran hábitos de uso adecuados de sus dispositivos móviles”.
“Por ejemplo, no usar el teléfono durante las comidas o mientras se está manejando, crea un precedente en el niño del uso adecuado de esta tecnología”, indicó. “A la conectividad hay que ponerle límites. Un celular no es malo, pero no se puede estar 24×7, todo el tiempo. Siempre hay que tener control y equilibrio. Hay que volver al juego, los niños en muchos casos no saben jugar”, indicó.
“Hay que comprender que una foto que subimos dejó de ser nuestra. Puede terminar en cualquier lugar, y hasta en una red de pornografía. Por eso hay que tener cuidados y brindarles consejos y herramientas a chicos y grandes para hacer un buen uso del celular y las redes sociales”, agregó. “Instagram es todo imagen, por ejemplo, y hay que tener cuidado con la exposición. Facebook muestra más la cuestión emocional, lo manejan más los adultos, con cuestiones más relacionadas a la familia, las mascotas, etc. Twitter es más bien informativo y entonces Instagram es un terreno que las nuevas generaciones usan mucho. Hoy están muchas horas en sus redes sociales, mirando un ‘estado’, una ‘historia’, mirando quien les dio un ‘me gusta’ y quién no”, mencionó Calveyra.