En febrero se definen listas internas, en abril las PASO, y en junio elegimos nuevo intendente para el pueblo
En materia política el año 2018 marcó, a nivel local, algunas certezas en medio de la incertidumbre que genera el estado general de la Argentina.
Para el gobernante Frente Crespo Nos Une, la certeza de que cada vez más habrá que ‘vivir con lo nuestro’, sobre todo en materia de obras y servicios, ajustando y pisando las cuentas del presupuesto. Lejanos parecen los días cuando, al comienzo de la gestión se creía que iban a llover fondos para obras. Ahora, gracias al crédito internacional gestionado por la Provincia y compartido con varias municipalidades, hubo segundo semestre y se pudo concretar un par de brotes verdes. Una obra vistosa, de esas que generan desazón en ciertos opositores: el renovado acceso Alfonsín. La otra, más esencial, el saneamiento en Barrio Azul.
De todos modos, el ajuste parece que no hace mella en el voto del oficialismo local. En la coalición radical-vecinalista-macrista han medido la gestión y creen que se puede ganar esta carrera electoral. Creen que por fin, la mayoría antiperonista y no PJ tiene una representación y es la de ellos.
Una lluvia de noviembre casi le quita al acceso Alfonsín la impronta de gestión exitosa. La oposición justicialista, ni lerda ni perezosa, intentó en base a una foto y un pedido de informes, empañar la algarabía oficialista. El corto tiempo electoral que va por delante dirá si el aguacero pluvio-político alcanzó para desgastar los trabajos realizados.
PASO y junio
El 13 de febrero hay que presentar listas para las internas PASO. En ese momento queda definido todo el andamiaje electoral. En el Frente Crespo Nos Une–Cambiemos no hay muchas dudas: sigue Darío, es el consenso. Las listas de concejales la encabezó el MIV y la viceintendencia la dio el PRO en 2015. Ahora quieren cambiar el orden de segundos y terceros. Eso pone un interrogante sobre la actual vice, Mariela Hildermann.
En el peronismo hay dos precandidatos instalados: Cristian Kaehler y Luis Hartman. Éste lanzó antes de Navidad y por redes su candidatura con jingle navideño; aquel invitó a sumarse desde un folleto.
Dicen que Bordet, a través de sus espadas territoriales, mandó un mensaje unánime a todas las localidades: no hay dedo elector, si no hay acuerdo que haya internas, que gane el que tiene más votos y que acompañe el que pierda.
Otra interna es la que plantea Unidad Ciudadana, el kirchnerismo realmente existente en Crespo. Quisieron unificar las elecciones provinciales con las nacionales; no les hicieron caso. Por ahora, con Víctor Giuliano tienen un ‘candidato a intendente’. El 13 de febrero se verán todas las cartas sobre la mesa.
El cismógrafo
Los cismógrafos periodísticos han detectado nerviosismo justicialista en nuestros pagos. El PJ debe demostrarse a sí mismo que dejó definitivamente atrás el 2015. Las PASO de abril dirán lo suyo. En los comicios de junio saldrá la única encuesta que nunca pifia.
Hasta aquí, el peronismo local que empieza a correr esta corta carrera desde atrás, tiene una a favor: la gestión de Bordet, que lleva la Caja y el Tesoro al día sin haber hecho (aún) el ajuste que la Nación exige.
Cambiemos-Crespo Nos Une, jugando con las blancas tiene la iniciativa en su ajedrez rápido. Depende, en gran parte, de sí mismo manteniendo la contabilidad ordenada, los papeles en orden y los servicios al día. Si logran que Macri y su ministra en jefe, Christine Lagarde, emboquen al menos una, cartón lleno.
El contexto general
Desde 1976, el permanente esmerilado del Estado de Bienestar que supimos conseguir, la desindustrialización selectiva y el control de la economía por las finanzas y sus dos grandes negocios la fuga de capitales y la deuda externa, más los medios adictos, llevaron a la encerrona que vive el país. Los militares y Martínez de Hoz, Menem – Cavallo, De la Rúa – Cavallo, ahora Macri – FMI, son nuestros escalones al purgatorio permanente. Alfonsín y los K fueron dos notas que desentonaron, pero no tan discordantes como sus albaceas testamentarios creen.
Si la Argentina fuera como Crespo, el país no estaría en la crisis profunda que vive. Como otras ciudades, tal el caso de Rafaela, Yerba Buena, Tandil y algunas más; acá 40 años de golpes de timón de la economía y la sociedad fueron absorbidos y subsanados con empeño y desempeño de la comunidad y su Estado municipal.
Vivir con lo nuestro
Hay una sociedad civil muy autónoma del poder político y un sector carenciado que, por ahora, puede ser apoyado desde el Estado de Bienestar que nos va quedando, sin estremecer las estadísticas. Esto es ‘vivir con lo nuestro’ en Crespo, dentro de un país que se enorgullece de tropezar con la misma piedra todas las veces.
Es la buena noticia; la mala es que nuestra isleta ingresó en zona de tsunamis. En Crespo, cuarenta años de mala praxis neoliberal no se van a notar (todavía) en la cantidad de metros cuadrados construidos. Se están notando en la crisis educativa, en la violencia de género, en la violencia social más inespecífica y en el incremento de las adicciones a partir de la adolescencia. Ahí hay que trabajar porque ahí supura nuestro ‘riesgo país’.