En barrio Azul los vecinos están cansados de esperar soluciones
Crespo.- A través de la Calle Pública de la zona sureste de Barrio Azul y por tres cuadras, fluye un arroyo a través de un largo zanjón que continúa más allá de la ruta 131 y se ha transformado con los años en un vertedero de desagües cloacales de la zona.
Varias décadas atrás, la zona era un bañado ocasional en días de lluvia, con aguas limpias e incluso pescaditos de colores, recuerdan algunos vecinos que nacieron en la zona. Luego, se fue transformando en vertedero de efluentes industriales y domiciliarios.
Hoy, es reino de olores nauseabundos casi todos los días, aguas servidas, criadero natural de ratas y reptiles. Hay una bomba elevadora de líquidos cloacales en la esquina con Malvinas Argentinas que no funciona. Son algunos de los problemas que en varias cuadras a la redonda deben soportar las familias de la zona.
La primera queja expuesta ante las autoridades municipales se remonta al año 2003. En años sucesivos hubo otras presentaciones, como una nota realizada en 2017 con más de cien firmas, dirigida al intendente. Hace algunas semanas, una delegación de habitantes de la zona se entrevistó con ambos bloques del Concejo Deliberante. En ese encuentro volvieron a exponer sus padecimientos y la exigencia de soluciones.
Son tres cuadras desde el Acceso Perón, donde termina la canalización realizada hace tiempo, hasta llegar a la ruta 131.
Cuatro vecinas
Durante una entrevista en el salón de eventos Benicio ubicado frente al arroyo, las vecinas Verónica Zapata, Marisa Berns, Dolores Domínguez y Vilma Medrano expusieron a Paralelo 32 los padecimientos ambientales del barrio.
Zapata comentó que “me crié en el barrio, hice casa junto a mi papá, sigo con la misma problemática, ahora me toca a mí con mis hijos, con mi salón de eventos que hice en el mismo barrio. Queremos terminar con esto, porque viene de generación en generación y no se termina. Tomamos la posta todos los vecinos que dijeron ‘basta’, nos pusimos de acuerdo y empezamos a movilizarnos para que nos escuchen. Cada uno tiene sus ideales políticos pero no compartimos que el grupo trate eso, queremos que el arroyo tenga una solución para que podamos vivir mejor”. Agregó que muchas personas “no se explican cómo la gente alquila mi salón, por el tema del olor”.
Subrayó que sigue apostando sobre el barrio “y que podamos disfrutar y vivir sanamente, como lo hace todo el mundo”.
Señaló que el barrio está contento con las obras que se hacen “para todos” en la ciudad, “pero nosotros también queremos ser escuchados y creo que lo merecemos también”.
Puente y más
Sobre los problemas que existen, Dolores Domínguez señaló: “en la esquina de calle Italia y calle pública, hacer un puente o algo; no se puede cruzar por ahí cuando llueve; se inunda todo y no se ve calle”. Agregó: “además, solucionar el tema del arroyito, porque en verano es imposible sentarse afuera por el olor, las moscas, ratas, lauchas, de todo se ve; y la oscuridad, porque hay zonas donde está bastante oscuro”.
Marisa Berns agregó: “En mi caso, si bien hay luz en esta cuadra, para la cuadra donde vivo, con baldío y yuyales, es ‘una boca de lobo’; cuántas veces de noche y de madrugada, estacionan autos en la oscuridad y una no sabe de dónde vienen y qué hacen”. Subrayó que el problema principal es “el mal olor, y lo tengo justo delante de mi casa, donde desembocan las cloacas”. Destacó que “hay días en que, por más que cierre todo, es tan nauseabundo que no se puede comer”.
Derecho a vivir con dignidad
Vilma Medrano señaló que “es un problema de todos y todos tienen derecho a vivir dignamente”. Reconoció que la solución implica hacer obras importantes y caras, “pero todos estamos pagando los impuestos”.
Las entrevistadas señalaron que a más de una cuadra de distancia del arroyo, los olores cloacales se perciben. “Ni aún con las ventanas cerradas, hasta la ropa que se tiende se impregna del olor”, dijo Medrano. Reconoció que los concejales se acercaron a ver la zona afectada. “Esperamos que, al menos, se comience a pensar en una solución”, agregó.
Berns aseguró que no funciona la bomba elevadora ubicada en Malvinas argentinas y Calle Pública. “Y la peor parte la tengo yo y los vecinos, somos los más perjudicados porque tenemos encima el caño”, dijo. “Ya se han gastado millones para la entrada a la ciudad, que no estaba mal como estaba, entonces ¿qué les cuesta por tres cuadras dar una solución?”, subrayó.
Barrio Azul también existe
Medrano comentó que “es una obra importante la que hay que hacer, pero deben decidirse y volcar presupuesto hacia esta zona, porque el barrio Azul también existe en Crespo”.
“Eso es lo que dijimos en la reunión con el Concejo, que el barrio Azul también existe; tenemos una de las entradas principales sobre Perón, pero no se ve; queremos que el barrio progrese como lo hacen todos los barrios”, dijo Zapata. Reconoció que las “respuestas no van a ser inmediatas, porque hay que estudiar muy bien lo que van a hacer, pero que nos brinden algo”, agregó. En síntesis, los vecinos de la zona están cansados de reclamar soluciones que no llegan. Las entrevistadas señalaron que ahora se empiezan a movilizar abiertamente en los medios y no dudarán en llegar hasta Paraná para exponer su cansancio y bronca por las obras que hace más de dos décadas vienen demoradas.