Política
Elecciones 2025: Argentina estrena la boleta única de papel, un cambio histórico en el sistema electoral
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Por primera vez en la historia democrática reciente, la Argentina utilizará en las próximas elecciones la boleta única de papel, un mecanismo que reemplaza al tradicional esquema de boletas partidarias. El nuevo sistema, ya vigente en varias provincias y en numerosos países del mundo, busca mejorar la transparencia, reducir las prácticas fraudulentas y garantizar igualdad de condiciones entre partidos grandes y pequeños.
Así lo explicó Marcelo Bermolen, director del Observatorio de Calidad Institucional y profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral, quien analizó las implicancias de esta reforma electoral.
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Un cambio histórico
“Por primera vez, millones de argentinos enfrentan un sistema distinto al que conocían. Es una transformación relevante en términos de transparencia, equidad y calidad institucional”, destacó Bermolen.
Se termina un negocio opaco
El especialista recordó que durante años el Estado financió la impresión de boletas partidarias sin constancia efectiva de su producción. “Con la boleta única, ese circuito se corta: la impresión pasa a ser responsabilidad del Estado y ya no de los partidos”, explicó.
Más simple y más seguro
El nuevo procedimiento elimina los sobres y el cuarto oscuro repleto de boletas. “El presidente de mesa entrega una única boleta y un bolígrafo. El ciudadano marca su preferencia en un box, dobla la boleta y la deposita en la urna”, detalló Bermolen.
Transparencia y equidad
Una de las mayores ventajas es la igualdad de condiciones para todos los partidos. Según Bermolen, “los partidos pequeños, muchas veces perjudicados por el robo de boletas o la falta de fiscales, tienen garantizada su presencia en la oferta electoral”.
La importancia de la capacitación
El académico subrayó que el sistema, aunque sencillo, requiere información y pedagogía cívica: “Cada elector debe hacer una sola marca por categoría: si no marca, es voto en blanco; si marca más de una, el voto se anula. Es un sistema claro, pero necesita capacitación, sobre todo en provincias con elecciones concurrentes”.
Riesgo de apatía y miedo a equivocarse
Bermolen advirtió que algunos sectores, como adultos mayores o votantes con menor educación cívica, pueden sentir temor ante el cambio y desistir de participar. “En un contexto de baja participación electoral, la pedagogía cívica se vuelve fundamental”, alertó.
Un paso adelante, no una solución definitiva
“El nuevo instrumento no es perfecto ni infalible, pero representa un avance. El desafío está en implementarlo con seriedad, acompañado de campañas masivas de educación cívica que refuercen la confianza en el acto electoral”, concluyó Bermolen.