El viejo embarcadero pende de un hilo de acero
Victoria.- El viejo embarcadero de principios del S. XX ubicado en la zona puerto es casi una postal del pasado resistiéndose a morir. Pero esa mole de madera no puede concebirse sin aquellos cuatro corrales con piso de adoquines, de 40 por 40 cm, que estaban cruzando la calle donde se disponían cientos de cabezas de hacienda antes de trasladarse en barcazas.
Estas embarcaciones que se conectaban a suelo firme a través de ese ‘puente’ que ajustaba en altura a partir de un complejo sistema de poleas y contrapesos que hoy, paradójicamente, evita que esa estructura colapse definitivamente.
Jorge Rubattino desde Old Victoria nos anticipó que hay fotografías del año 1933 donde ya estaba en pie —y que para el ’35 se terminó la dársena— sin embargo, el deterioro que enfrentó en las últimas dos décadas, precisamente por su material y la cercanía al agua, lo puso en estado crítico.
Además, con la practicidad de la unión vial y sus bajadas a distintos puntos de la zona de islas, este vetusto elemento quedó francamente obsoleto.
Recientemente desde la Municipalidad se intentó hacer algo al respecto, precisamente para aprovechar la bajante histórica del caudal del riacho en sus costas, y se interesó a la Dirección de Puertos de la Provincia a cargo del señor Hugo Rodríguez, para que autorizara su desarme o sugiriera otra alternativa.
Como ocurre en otros casos, este sector de la ciudad es propiedad del gobierno provincial, y para tomar cualquier determinación se necesita su aval y consentimiento.
Según nos explicó el Ingeniero Hugo Jara desde la Dirección de Planeamiento Municipal, la autorización de intervenir en el lugar llegó un tanto retrasada, justamente cuando el nivel del riacho está en franco crecimiento.
Hoy el riacho Victoria supera los dos metros respecto de la referencia que se tomó cuando se hizo el pedido. Sin embargo, lograron que se les dé el aval para quitar las maderas de los muelles, que por su estado de putrefacción y/o cortes por rotura, dejan puntas a la intemperie, peligrosas para la navegación o cualquier otra actividad vinculada con el río.
Nótese que todo el sector está en estado crítico y el caso testigo es la zona próxima al camping concesionado, donde se ha prohibido la circulación vehicular por el riesgo de derrumbe de las lajas de hormigón, dado que debajo habrían perdido el sustento del refulado.
Si tenemos en cuenta que el puerto viejo, que estaba en el Quinto Cuartel, perdía preponderancia frente a la actual ubicación en los comienzos de los años 1920, y que esta obra tuvo acompañamiento de Pedro Radío —según explicitó Rubattino a este medio— sin dudas se trata de una construcción que cumplió con creces su cometido.
En este sondeo que hicimos para relevar datos, pudimos saber que la Sociedad Rural local tuvo participación en esta empresa, pero al extraviarse registros que la entidad atesoraba, y que prestó pero no le fueron devueltos, se ha truncado parte de esa historia que los expresidentes dicen haber tenido la oportunidad de hojear en los biblioratos en cuestión.
Pero volviendo al embarcadero, Jara añadió que la sugerencia de las autoridades provinciales en su visita, fue montar una suerte de museo o ‘hito’ del pasado productivo local, pero que hasta el momento no pasó de una idea para revalorizar el patrimonio cultural de los victorienses.
La Municipalidad tiene una retroexcavadora con oruga que facilitaría el trabajo en los muelles, pero el funcionario advirtió que en el caso del Embarcadero, no es una tarea sencilla. “Demanda una planificación de ingeniería, montar andamios y hacer apuntalamientos, no se puede quitar así porque sí”.
Por otra parte, desde el Bloque de Concejales del Frente de Todos se ingresó una nota al intendente sobre este tema, hecho que consultamos a una de las ediles que participó de la redacción.
Fue así que la concejal Carla Almada confirmó a Paralelo 32 el interés de acompañar las gestiones para que este tema tenga solución, e hizo hincapié en la demora de la Municipalidad en el trámite. “La Municipalidad se había comprometido ante Provincia en hacer un plan maestro de la zona puerto, y en ese compromiso estaba, además, sacar lo que quedaba de los muelles (de madera) antes que subiera el agua, pero no lo hizo”.
La otra versión —la de Jara—es que la provincia demoró en responder a la autorización y como se trata de un bien provincial, no se puede intervenir sin ella.
Como vemos, la autorización se aplicó solamente para los muelles, pero el Embarcadero sigue sin tener una resolución. Por el momento se han tomado las medidas de prevención, con cartelería de ‘Peligro’ frente a un daño colateral a la población ya que en el lugar siguen arribando pescadores y otros particulares.
La advertencia es porque el derrumbe puede ocurrir mañana o dentro de veinte años, es imposible calcularlo según los profesionales consultados, pero paradójicamente esos contrapesos que servían para elevar la manga ahora la están sosteniendo. “Y no se pueden cortar o mover a la ligera, hay que tener todas las precauciones y un plan de ingeniería para desmantelarlo”, advirtió Jara.
En este abordaje mínimo sobre las características que tenía ese embarcadero, también pudimos saber que ese sistema de poleas y contrapesos permitía que una o dos personas pudieran elevar la pesada manga (que es por donde caminan los animales —N. de R.), y seguramente en aquel momento, el puerto y la zona de muelles tuvo un movimiento que exigía tal celeridad con los componentes y tecnología de la época. Hoy es solamente un recuerdo que pende de un hilo de acero.