El país de los dirigentes veloces
** Antes que nada debo decir: dejame que te la cuente yo, ¿qué podés perder? Todos los días tenés que escuchar relatos, el oficial y alguno opositor, ¿qué te cuestan cinco minutos más de tu atención? y en una de esas nos ponemos de acuerdo y formamos un partido político. Miralo a Milei. No va a ganar, pero lo va a pasar fenómeno, porque sus diputados serán el árbitro que le dé mayoría al mejor postor, cuando a ninguna de las dos bolsas de gatos dominantes les alcancen los votos para aprobar o desaprobar una ley.
** No sé en qué fuente abrevas, todas son legítimas y no las vamos a cuestionar. Si vivís del Estado, no tenés que preocuparte por nada. La tuya siempre está. Si navegas en las aguas del mar privado, tenés que buscarla hasta debajo de las alfombras y por ahí, cuando levantas una te sale estrés en vez de lo que buscabas. Cuando la conseguiste, te manotea la mitad el Estado, y si con eso no le alcanza imprime un poco más y ya, ¿qué puede fallar?
** Es inexplicable que los miserables países del Cuerno de África, por ejemplo, que por siglos no han podido salir de la miseria, no se unan para invertir en una fábrica para imprimir billetes. Si preguntan, capaz y la de Amado Boudou está en oferta. Hacen una vaquita transnacional, luego compran papel y tinta para imprimir billetes y le dan pala. Llenar los bolsillos de todos sus habitantes traería paz y estómagos llenos por unos quince días, cuando ya no valdrían ni para el chupetín.
** Parece poco pero te da un hándicap para comprar una segunda máquina con los billetes que imprimió la primera, y después podés ir por una tercera. Es una especie de sistema piramidal conocido como esquema Ponzi. Preguntale a Cositorto que vivió como un petrolero árabe mientras, con la guita que unos le depositaban, les devolvía a los depositantes anteriores, porque a aquella se la había gastado.
Gobernantes del mundo: Háganla fácil
** Que sigan encanutando dólares solo para sacarlos al sol cada tres años. Dólar que no se gasta no existe. Ni falta que nos hace el Washington cabeza grande. Mirá nuestro gobierno que no tiene un verde en el Banco Central y sin embargo se las arregla. Prefiere tener billetes nuestros, bien nac & pop, que como afuera no se consiguen tenés que fabricártelos. Una vez que tenés billetes podés comprar de todo y hacer obras. Y al gobernante de cualquier parte del mundo que te diga que no se puede o no se debe, decile que te explique por qué Argentina sí. Te van a echar en cara un 50% de pobres e indigentes, sí, pobres pero con guita en el bolsillo. Rebatime ese argumento.
** Imprimís… tenés. Es asombroso ver que los demás gobernantes del orbe no se han avivado todavía (exceptuemos al hermano líder de la república chavista de Venezuela). Es la mas clara demostración de que –fuera de Argentina y Venezuela– ya no quedan liebres en el mundo, son osos Panda. Hasta que los demás gobernantes van, los nuestros ya fueron y volvieron ocho veces. Son lerdos. Fijate Putin, cuando Alberto le guiñó el ojo diciéndole “flaco, vos penetrá Latinoamérica por la Argentina que te dejo la puerta abierta y me hago el dolobu”. El tipo lo quedó mirando como un ajolote, como embalsamado, como si le hablaran en argentino, no entendió nada y se perdió la gran oportunidad. Putin ahora estaría conquistando territorios sin disparar un solo misil, pero no la agarró y ahí estamos viendo las consecuencias. Decí que Alberto es humilde; otro ya le habría llamado para decirle: Te la quise hacer fácil, gil.
Buscando fama en Gran Hermano
** Cuando Alberto habla de una Argentina que crece, que estamos en el mejor de los mundos, esto es Disneyword y todos bailamos con el ratón Mickey, incluidos los jubilados y asalariados, está hablando desde el año 2050. Siempre va muy adelantado y el que no sepa esto no podrá entenderlo ni a él ni a muchos del gobierno que Cristina le prestó, justamente para confirmar que ella es la más veloz. Esto de estar ocupándose exclusivamente de zafar de las causas judiciales pateando nidos en el Poder Judicial, es por su admirable capacidad de ver más adelante ¿entendés?.
** Es cierto que ser tan veloces trae algunas descoordinaciones, porque en la velocidad se apuran los tiempos. Lo podemos ver en Máximo, un muchacho tan adelantado que ya habla desde la oposición ubicándose en 2024. Abrazándose con Pablo Moyano piden un aumento del 131% para los camioneros, y entre los dos hablan mal del gobierno profiriendo amenazas. Ya está, al 2023 lo pasaron por arriba de rápidos que son.
** Por unas naderías que dijo sobre él, Alberto le metió ¡¡¡un juicio!!! a un desconocido apodado Alfa, de los que en Gran Hermano de Telefé solo hacen ficción que al rato se olvida. Resultado inmediato: Potenció la versión, es una causa perdida y un daño auto infringido. No puede ser un error. Sospecho que ya sabe que el tal Alfa será el ganador de esa casa de locos y se va colgando de su fama. Además, si no lo miramos así nunca entenderemos qué hace un presidente de la Nación enredándose con gente de un Gran Hermano de afuera, donde hay tilingos y tilingas que nada tienen para perder, teniendo un GH propio en Casa de Gobierno y aledaños, donde se lo quieren comer.
De Churchill a Minguito
** ¿Y a vos, qué te duele? Se oye ruido de tripas vacías y un rechinar de dientes pero ellos están muy tranquilos armando sus estrategias, unos para asegurarse la continuidad en 2023 y otros tratando de reemplazarlos. Pero tranquis. Los que morían por su ideología eran los viejos anarquistas, los revolucionarios de Alem, los fieles del primer Perón. Pero los del siglo XXI están avivados y se juegan por el monedero.
** Ya nadie habla como un estadista desde el Salón Blanco de la Casa de Gobierno. Basta con gritar en la calle “¡no se inunda más!”. El ex discurso del estadista, hoy es relato y verso desde la tribuna, nunca dirigido al país ni al mundo sino a la fiel militancia rentada. Lo que pase con el país es lo de menos mientras ellos te crean y lo confirmen con su voto. El amor a la Patria y la búsqueda del bronce ya fueron. Tranquilos, bajen las armas. Es solo plata, y si sólo se trata de dinero quién podrá decir no, mucho menos al que lo tiene a discreción.
** Y usted dirá… pero no es lo mismo “ésta se quita la ropa” que “está sequita la ropa”. Bueno, pero eso no es un problema para el relato político, capaz de cosechar aplausos, aclamaciones y lágrimas de emoción anunciando que la ropa sequita es para abrigar a la que se la quita.