El otro costado de la Navidad: Cáritas hizo un conteo de las familias más carecientes y pudo armar y entregar 100 bolsones
Victoria.- Con la participación de personas comprometidas que colaboran en parroquia San Roque y Basílica Aránzazu, Cáritas llevó adelante una nueva cruzada colectando Pan dulce, turrones, jugos, budines, azúcar y yerba, entre otros comestibles alusivos a la Mesa de Navidad.
Laura Firpo, Tesorera de la entidad, explicó que en nuestra ciudad conformaron un listado de 800 familias que son asistidas en mayor o menor medida, en determinadas circunstancias del año. Para esta ocasión, con recursos propios y donaciones recibidas pudieron armar 100 bolsones navideños, que se entregaron personalmente en los domicilios a las personas más carecientes.
A comienzo de la entrevista, consultamos a Laura si era una sensación nuestra o este año había pocas campañas en relación a otros años. Pero más allá de los esfuerzos que se hacen por fuera de las instituciones clásicas, remarcó que ha sido un año donde los vecinos se brindaron como pocas veces ha visto desde 2014, cuando ella comenzó a ofrecer su tiempo a los demás desde la entidad: “La verdad ha sido un año donde la gente donó mucho; pero lamentablemente no se puede llegar a esas 800 familias que hemos inventariado y conocemos sus realidades, entonces gracias al avance de la tecnología y nuestra base de datos en carpeta (aún no digitalizada), pudimos depurar y organizar estos 100 bolsones para los más necesitados”.
En ese detalle Firpo precisó que se inscriben “personas que no reciben ningún ingreso, ni plan, tarjeta Alimentar, ni Asignación por Hijo, etc. También tenemos muchos ancianos, y gente de más de 50, que todavía no accede ni a una jubilación ni está en condiciones de trabajar tanto; y los que padecen algún tipo de enfermedad”.
La colecta a partir de alcancías, ha servido para comprar la mercadería —menciona Laura— y añade que nuestros amigos de Muy Barato, siempre hacen un esfuerzo para que el precio sea el más bajo, “Incluso también nos ayudan con algunos insumos extras porque este año hubo poca yerba, azúcar y menos aún latas de durazno (el más accesible ronda los 140 pesos)”.
No se puede llegar a todos
El hecho de llevar los bolsones a los domicilios es una manera de evitar incumplir con los que concurren a la sede del centro cívico, y que cuando hay remanente de compras se les entrega algún pan dulce u otro elemento que esté dentro de las posibilidades de Cáritas. “No se puede llegar a todos, es imposible, y decirles a unos que sí y otros que no tampoco. Preferimos hacer este aporte más en silencio y sin tanta difusión, conocemos nuestras limitaciones de dinero y de logística, porque es todo un tema ir casa por casa, pero la gente nos espera”.
Laura insiste en que más allá de lo que puede hacer Desarrollo Social Municipal, “sería de gran ayuda para nuestra comunidad que haya una servicio que atienda a los más carecientes, conozcan sus problemas de abuso, falta de escolaridad, enfermedades, y todo tipo de circunstancias que trae aparejado el no acceder a determinadas condiciones básicas”.
A los comestibles ya mencionados, se le agregaron a algunos bolsones paquetes de arroz y fideos, tomate conserva, yerba, azúcar, aceite, y hasta huevos, “porque sabemos de algunas mamás que amasan y les viene bien como insumo; otra cosa que nos piden insistentemente es leche, así que cuando logramos hacernos de cajas tratamos de atender esta demanda”.
En estos últimos años Laura comenta que ha visto muchas situaciones en las que quienes piden una ayuda se sostiene por enfermedad, o falta de trabajo, “también están aquellos que avisan que ya no los tengan en cuenta porque lograron algún ingreso. Pero Cáritas es un lugar donde muchos se sienten contenidos, y escuchados más que nada, que sepa su nombre y el de sus hijos”.
Cada dos meses se rota a los beneficiarios, para que se logre cubrir esa población de 800 familias, siempre de acuerdo a la disponibilidad de fondos e insumos: “son criterios, siempre alguien se enoja, porque le llevamos al vecino y a él no, o viene a buscar lo que no tenemos, esta forma de trabajo que adoptamos tiene una razón y muchos comprenden cuando les explicamos, afortunadamente”.
La Navidad ha pasado, y si bien en Año Nuevo no habrá otra movida así desde Cáritas, seguramente haya quienes puedan y tengan el corazón abierto para dar y brindarse por quienes sufren o están en condición de extrema pobreza.