El Omnipresente plástico
Las veces que mis dedos se apartan del teclado plástico, es para extender la mano hasta el mouse (ratón), también de plástico como el revestimiento de mi escritorio, como el bolígrafo, como las bolsas en las que envasamos las verduras, la botella de agua, el volante de nuestro automóvil, los juguetes de nuestros hijos, sus mamaderas, sus vasos y platos, las empuñaduras de sus triciclos y bicicletas, como la bolsa de horno, los ‘taper’, los mangos de las palas y los escobillones, el revestimiento interior de las latas de comida, y prácticamente todo lo que tocamos.
La ciencia ha clasificado como nociva la prolongada aplicación de suero en un hospital o clínica, que va desde su envase plástico directamente hacia nuestras venas, sin pasar por el proceso de defensa que puede presentar el estómago.
Cuando se han realizados estudios sobre la contaminación del plástico en la sangre humana, éste se halla presente, sin excepciones, en todas las personas. Hay sustancias químicas que lo componen, de alta toxicidad y ya están siendo prohibidas: el bisfenol A (BPA) y los ptalatos. Pero es inútil prohibirlos, sin ellos desaparecerían muchos plásticos y todavía no hay sustitutos.
En redes sociales circula una advertencia para que nunca calentemos comida o leche en envases plásticos, porque supuestamente produce cáncer. A raíz de esto hemos dedicado un par de horas a buscar información en medios de divulgación científica. Descubrimos que no está probado que el bisfenol A (BAPA) produzca cáncer, pero sí probado que puede atacar y producir lesiones en varios órganos del cuerpo humano. Estudios indican que el 93% de las personas mayores de 6 años tienen niveles detectables de BPA en la sangre.
La única sustancia de esta especie que tiene confirmado su riesgo cancerígeno es el estireno, presente en el tergopol. Figura en la lista de posibles agentes cancerígenos de la Agencia Internacional de Investigación de Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud.
Tendremos que seguir el tema otro día. Aquí nos queda espacio solo para recordar el escándalo nacional que cierta militancia de nuestro país hizo en torno a una sustancia presente en el aceite enfriador de los transformadores de electricidad. Un aceite que estaba bien blindado y sin contacto con nadie, pero se logró la psicosis necesaria para que alguien haga el enorme negocio de reemplazarlos a todos en el país. Las minorías son hoy la clase dominante, aunque siempre serán la clase dominada. Desde el oscuro comando del poder mundial los harán militar contra todo lo que pueda distraernos, para que no nos detengamos en lo que verdaderamente mata. (L.Jacobi)