El impacto de la pobreza y la indigencia
En el primer semestre del año, si solo se toman los 31 aglomerados urbanos de la Encuesta Permanente de Hogares, por debajo de la línea de pobreza (no les alcanza para cubrir necesidades básicas) se encuentran 2.684.779 hogares, que incluyen a 10.643.749 personas. Dentro de ese conjunto, 660.494 hogares se encuentran por debajo de la línea de indigencia (no tienen para comprar la comida que necesitan cada mes) lo que representa 2.568.671 personas indigentes. Si estos datos se extrapolan a todo el territorio nacional, la pobreza llegó al 36,5% de la población y afectó a 17,3 millones de argentinos y la indigencia se ubicó en el 8,8%, equivalente a 4,2 millones de personas de todo el país.
Concordia, la segunda
Concordia ya no es la capital de la pobreza en la Argentina; ese lugar lo ocupa la capital de Chaco, Resistencia. Pero la ciudad de la costa uruguayense sigue estando en el deshonroso podio, en el segundo lugar. La ciudad entrerriana tiene un 49,2% de pobreza, muy por encima del 36,5% de la media nacional. Además posee 10,1% de indigencia, superior al 8,8% nacional.
En comparación con los dos periodos anteriores, primer y segundo semestre de 2021, la pobreza en Concordia se redujo. Hace un año era de 56,1% y hace seis meses, de 51,5%. En la medición anterior, la ciudad entrerriana también era la segunda más pobre, detrás de Resistencia.
Por su parte, Gran Paraná (que incluye Paraná, Oro Verde, Colonia Avellaneda, Tezanos Pinto y Villa Urquiza) tiene 35,3% de pobreza; en tanto, es de 7,3% el nivel de indigencia. Ambos, menores a los porcentajes nacionales. Sin embargo, en la capital provincial se registra un aumento de la pobreza con respecto al periodo anterior, que era del 29,8% en el segundo semestre de 2021. Hace un año, en el primer semestre era de 37%.
Resultados
• La mayor incidencia de la pobreza en personas se observó en las regiones del Gran Buenos Aires con el 37% (42% en el conurbano bonaerense y 16,2% en la Ciudad de Buenos Aires) y también 37% en la zona de Cuyo (Gran San Luis, Gran Mendoza y Gran San Juan);
• Luego se ubicó el Noreste (Corrientes, Formosa, Gran Resistencia y Posadas) con 36,7%;
• La región Pampeana (Bahía Blanca-Cerri, Concordia, Gran Córdoba, Gran La Plata, Gran Rosario, Gran Paraná, Gran Santa Fe, Mar del Plata, Río Cuarto, Santa Rosa-Toay, San Nicolás-Villa Constitución) llegó al 36,3% como promedio.
• El Noroeste (Gran Catamarca, Gran Tucumán-Tafí, Jujuy, La Rioja, Salta y Santiago del Estero-La Banda) llegó al 36 por ciento. A la tabla la cerró la Patagonia con el 31,4% (área que engloba los aglomerados urbanos de Río Gallegos, Neuquén, Comodoro Rivadavia, Ushuaia, Rawson y Viedma).
• Por localidades, las zonas con más pobreza del país fueron el área del Gran Resistencia en Chaco con 49,9%; luego Concordia con el 49,2% y los partidos del Gran Buenos Aires quedaron terceros con el 42%.
• Los índices más bajos correspondieron a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con 16,2% y la ciudad de Formosa con el 24,4%.
Pobreza, en baja pero alta
El año pasado, el índice de pobreza se ubicó en el 40,6% en el primer semestre, cifra que representó 1,4 puntos menos que el 42% del segundo semestre de 2020, y 3 décimas por debajo del 40,9% del período enero-junio de 2020.
En tanto, el nivel de indigencia se ubicó en 10,7% en el primer semestre del 2021, frente al 10,5% de igual período de 2020. En tanto, en el segundo semestre de 2021 el 37,2% de la población -unas 17,4 millones de personas- era considerada pobre en la Argentina y el 8,2% vivía en condiciones de indigencia. Entonces los indicadores sociales principales mostraron una sensible mejora respecto al 42% de pobreza que marcó el 2020, año impactado de lleno por la pandemia de covid-19. En tanto, en el primer semestre del 2021, la pobreza ascendió al 40,6% y la indigencia al 10,7%.
Por qué hay tanta pobreza en Argentina
La Argentina se caracterizó durante la etapa agroexportadora, hace cien años o más, por su dinamismo y peso económico, como contrapartida de una ostensible polarización social; estaban los terratenientes y los linyeras.
En tiempos de la sustitución de importaciones, a mediados del siglo pasado, nuestro país se volvió un país más conflictivo y con crisis recurrentes; pero tenía una extendida clase media que era la envidia de los restantes países latinoamericanos.
Ahora, en la etapa neoliberal de valorización financiera, tenemos lo peor de los dos mundos: polarización sin dinamismo; desaparición de la clase media y crisis crónicas.
Para cada explicación sobre las causas de nuestra decadencia, abundan los contraejemplos mundiales. Si la pobreza fuera consecuencia de la alta presión impositiva, los países desarrollados tienen igual o mayor presión de impuestos. Si el problema fuera la deuda, naciones como Estados Unidos, Alemania o Japón nos superan ampliamente en endeudamiento medido sobre el PBI. Si todo fuera culpa del Estado, los países europeos tienen más Estado, pero están menos golpeados.
La emisión monetaria como causa de la inflación y, por carácter transitivo, del empobrecimiento, también tiene sus contraejemplos. Estados Unidos el principal, que resuelve sus periódicas crisis financieras inundando el mundo de billetes verdes sin caer en procesos inflacionarios similares a los de nuestro país.
Muchos países suelen cometer de peor manera los pecados que purga Argentina, pero no se condenan a tan largo purgatorio social y económico.
Y al final del naufragio, sigue flotando la pregunta sin respuesta consensuada: ¿por qué hay tanta pobreza en Argentina, con tan extensos y variados recursos naturales?