El gaucho manguero y el usurero Sam
** El gaucho de nuestra historia tenía (tiene) fama de acaudalado, pero aun así, siempre andaba pechando a sus amigos; hoy por unos pesos y mañana por unos más.
Un poco fanfarrón, díscolo, pagado de sí mismo, que siempre parecía estar jugando un juego en todo lo que se proponía realizar. Medio matrero, pero más que nada matero. Excesivamente optimista, siempre creía que los errores que hoy lo empujaban por un tobogán, se resolverían mañana o pasado con un golpe de suerte. Argento se apellidaba.
** Varias veces le había pedido una tracalada de dólares prestados a su amigo Sam, un norteamericano que siempre andaba con el cinto dado vuelta y no por charamusca sino por andar sobrado de dólares.
Nuestro gaucho era un maestro en llorar la carta, capaz de hacerles creer a los demás que estaba embarcado en grandes proyectos. Pero Sam —el que le prestaba los dólares, no por compadecerse sino por interés de hipotecarle el campito— lo observaba al gaucho manguero y veía que era bueno para gastar pero no para administrar. En el pago era muy popular con su modo de prometerle ayuda a todo el mundo, pero rara vez con plata propia.
** Sam se lo advirtió varias veces: ‘Es la última que me dejo conmover por tus ruegos. Venís aquí a hablarme de dificultades en tus negocios pero resulta que te estás farreando cada peso que te presto, ¡y te recuerdo que solo te los estoy prestando!’. Pero nuestro héroe, Argento, el gaucho manguero, salía airoso con una promesa nueva.
** El gauchito recurría a Sam cada vez más desesperado. Trataba de ir zafando para que a la larga terminaran pagándolo sus hijos y nietos.
Pasaron las décadas y en 2001 el que pedía clemencia era un tataranieto. ‘Qué quieres que le haga, Sam, si a esta deuda me la dejó el riojano’, imploraba el compadre Chupete y el psicópata Mingo Equino. Hace solo dos años que estoy administrando y el turco estuvo diez malgastando en importaciones y robando. «¡No de nuevo!» decía Sam, como inspirado en un spot de Rejuvensex, pero aflojaba.
** Pasaron 14 años y lo fue a ver el Tape Gato en busca de clemencia por deudas que decía haberle dejado la cumpa Porota, y para no dejar en banda a amigos que pedían llevarse de vuelta los verdes que trajeron cuando les convenía. Pasaron cuatro años más hasta que compareció ante Sam el Cambá Alberto, en nombre de su jefa y benefactora, a echarle la culpa al Tape Gato y querer ponerle condiciones a Sam, que todavía se está riendo pero no se sabe de qué, porque lo vamos a clavar de nuevo.
De ayer a hoy
** Todas las naciones necesitan crédito, igual que las empresas, sin ello no pueden hacer inversiones para reemplazar lo viejo y desarrollar lo nuevo. En el caso de los gobiernos, hacer obras públicas. La cuestión es que nuestros compatriotas gobernantes administran mal y salen al mundo a pedir guita para tapar sus macanas, y su otra característica es que cuando el prestamista quiere cobrar se enojan con él o simulan enojarse para hacer parecer que no tienen responsabilidad en ello.
** Si no fuera dramático sería risueño ver esas manifestaciones y pegatinas donde se reclama el no pago de la deuda. Es como tarjetear a lo gaucho manguero y cuando el banco te manda el resumen lo tratas de usurero –como a Sam- amenazando con no pagar un solo peso de la deuda que has contraído conociendo muy bien las condiciones. Saben que de nada sirve, pero a la militancia hay que mostrarle rebeldía para calmar sus frustraciones y evitar que se pasen a otra columna, porque algún Milei o un Grabois siempre pueden aparecer.
** La historia de nuestra Deuda externa tuvo un pésimo comienzo que es muy sabido, por repetición. Comenzó en 1824, año en que la batalla de Ayacucho puso fin a la denominación española en América. Bernardino Rivadavia contrajo un empréstito de un millón de libras con la banca Baring Brothers (Inglaterra) y casi nos cambian la bandera en todos los mástiles. Como moneda de cambio por el negoción, un año después reconocieron la independencia argentina y fueron el nuevo imperio del cual cuidarnos.
Negociados de ayer y de hoy
** De entrada nomás los “valijeros” que mandó Rivadavia desde el Río de la Plata para cerrar el trato que él personalmente había iniciado, se quedaron con 120 mil de comisión. Menos grave sería el delito si el resto hubiese llegado a nuestras orillas; el caso es que el banco inglés se cobró intereses y “servicios” adelantados, quedando en definitiva un saldo de 552.700 libras, que debía recibir Bs.As. por el 1.000.000 que se endeudaba. Pero espere que no es todo…
** Cuando el gobierno reclama el envío del dinero, Baring remite 2.000 en monedas de oro, 62.000 en letras de cambio (papelitos) y propone por “prudencia de mandar dinero a tanta distancia”, dejar depositado en su banco los 500.000 restantes, pagando el gobierno patrio el 3 % de interés anual. Un negocio redondo, pedir guita al 6 % y prestarla al 3 % “al mismo prestamista”.
** En 1828 les dimos en pago dos fragatas que el Cabildo había mandado a construir en Inglaterra, que estaban pagas. De este modo, cuando se produjo la ocupación de las Malvinas por los ingleses, cinco años más tarde (1833), no hubo fuerza naval para contrarrestarla. Para ir en canoa quedaba lejos. Algunos aseguran que esto estuvo planificado por los acreedores y su cómplice Rivadavia, cuyo nombre debería ser reemplazado en las calles céntricas por el de Gaucho Rivero o los Héroes de Malvinas que regaron con su sangre la tierra malvinense –estos últimos- como consecuencia de aquel fraude.
Los números cantan y bailan
** ¿Y qué hubo de aquella deuda? Todos los gobiernos posteriores continuaron pagándola y refinanciándola hasta que se canceló definitivamente en 1903, ochenta años después, pagándose en total 23.750.000 libras esterlinas. Y asi continuó la historia hasta el presente. En 2007 la deuda pública bruta (obligaciones públicas y privadas) era de 176.870 millones de dólares. En 2011 Cristina la dejó en 197.154 (29.284 más). En 2015 Cristina en segundo mandato la dejó en 240.665 (43.511 más). En 2019 Macri la dejó en 323.065 (82.400 más). En lo que va del gobierno de Alberto, a dos años y 4 meses de gestión, ya aumentó a 363.233 (40.168 más).
** Quien desee verificar estos datos del Ministerio de Economía de la Nación, puede ingresar a https://www.argentina.gob.ar/economia/finanzas/presentaciongraficadeudapublica Datos oficiales. Lo demás es sarasa y chicana.