El emprendimiento de dos jóvenes crespenses empieza a dar sus frutos
Por Nora de Sosa (Paralelo 32-Crespo)- Hace dos meses que un par de jóvenes de nuestra ciudad, Nicolás (17) y Facundo Scatolaro (21), empezaron a desarrollar un emprendimiento de huerta hidropónica dedicado a la producción y comercialización de hortalizas de hoja de calidad premium, inicialmente lechuga, y hoy los primeros resultados están a la vista. Se trata de una técnica milenaria de cultivos sin suelo para una alimentación sana, donde los nutrientes llegan a la planta a través del agua.
Las primeras plantas cosechadas se empezaron a comercializar ésta semana y la producción, que fluctuará entre 100 a 120 kg semanales, es colocada a través de tres negocios locales. La lechuga está contenida en una bolsa microperforada que se ajusta a la silueta de la planta con la etiqueta “Dos Hermanos – hidroponía” seguida de la descripción “Lechuga crespa (una hortaliza limpia, sana y saludable)”.
Paralelo 32 visitó el invernadero ubicado en calle Fraternidad, construido y equipado totalmente por los propios emprendedores, con el respaldo de sus padres. “Esto surgió de la nada –dice Facundo sobre la iniciativa de producir hortalizas diferenciadas- Por cómo está la situación económica no sabíamos qué hacer, las verduras es algo que siempre anduvo y hablando con una persona mayor, de bastante experiencia, le dije que iba a hacer un invernadero y cultivar en tierra. Y me sugirió probar con hidroponía. No tenía idea que existía eso y me explicó más o menos qué era”.
Ante los fallidos intentos de contar con el asesoramiento de un ingeniero agrónomo, el joven e inquieto técnico electromecánico decidió investigar y capacitarse a través de cursos intensivos, pagados a valor dólar, que tomó por internet en México. “Tengo que aprender básicamente lo que sabe un ingeniero agrónomo sin estudiar la carrera”- señaló.
- Vemos únicamente lechuga en los caños de PVC ¿Tu formación es sobre un producto específico?
- Mi idea es especializarme en un solo producto y cuando lo tenga metido en el mercado, avanzar con otros. Ahora producimos lechuga únicamente que es lo más fácil, pero queremos hacer rúcula y albahaca.
Por el momento la mitad del invernadero está equipada con caballetes construidos por los hermanos Scatolaro, cuenta con conexión de agua y caños PVC perforados que lucen cubiertos de lechuga crespa en distintos estadios. La que está lista para cosechar se ve de hoja grande y brillante. “La idea es llenar primero el invernadero de lechuga y donde ahora hacemos plantación en tierra, para ayudar a solventar algunos costos, construir próximamente un segundo invernadero. Cultivamos todo en sistema NTP –explica Facundo- es decir un hilo nutriente que recorre los caños, compuesto por agua y nutrientes en la proporción exacta que necesita la planta”.
El ciclo de producción en relación a la lechuga de tierra es bastante inferior. “No se puede comparar un producto con otro –sostiene Facundo-. Al no cultivar en tierra la planta no tiene esas plagas y al estar en la solución nutritiva no gasta energía en buscar los nutrientes, como lo hace en la tierra. Tampoco se compara la durabilidad post cosecha. Una lechuga hidropónica mientras tenga hidratada la raíz sigue viva unos 15 días”.
Los plantines se siembran en un sustrato y las plantas existentes en los caños actualmente están en cuatro fases, entre la intermedia y la final. Diariamente los hermanos dedican varias horas para medir el Ph y la concentración de los nutrientes de la huerta que se encuentra dividida en tres sectores: maternidad, donde la planta está unos 30 días, intermedia: 15 días y una cantidad similar de tiempo en fase final hasta salir al mercado.
La lechuga hidropónica se vende por unidad, a un precio final en verdulería entre 60 y 70 pesos la planta de 300 a 350 gr. “No podemos competir por precio dado el costo de producción, pero competimos por calidad. Acá no se tira nada a diferencia de una planta de tierra que tiene un tronco en el medio, que es una defensa. Tampoco hay descarte de hojas”.
Sanidad
Facundo saca una planta de la perforación del caño y muestra su raíz. “La raíz blanca es señal de una planta saludable, si está negra marca presencia de un hongo”- explica. Las raíces se revisan al pasar de un módulo a otro, pero todos los días hay que dedicarle tiempo a las plantas para que todo esté bajo control: temperatura, humedad, solución nutritiva. “Un error –dice- cuesta por lo menos un mes para atrás sin producción”.
“Cultivamos sin agrotóxicos –especifica-. Las plagas tienen control biológico con insectos benéficos como las vaquitas de San Antonio y el control preventivo con extractos naturales como el ajo, que es un insecticida natural y actúa como repelente”.
Sobre los caballetes donde apoyan los caños PVC que contienen la lechuga se observan banderas amarillas y azules. “Son bandas cromáticas para que los insectos se peguen ahí y no vayan a la planta. Las placas amarillas son eficaces contra la mosca blanca, aunque también atraen otros tipos de insectos como los pulgones. El color azul, en cambio, es el preferido por los trips, chinches”- detalla el productor. Y agrega “la planta al tener una nutrición balanceada, no es vulnerable al ataque de los bichos”.