El día que los conejos pongan huevos
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** No podemos decir con seguridad cuándo fue la primera vez que un conejo puso un huevo. Ni siquiera sabemos cómo lo hace por estos días o mas bien cómo los consigue, porque con el paso de los siglos resulta que ahora no los pone sino que los trae cada domingo de Pascuas, lo cual es igualmente sospechoso. Solo sabemos que en tiempos inmemoriales, cuando no había muchos métodos para educar, el mejor método para fijar una idea era la creación de figuras. Te hablo de cuando el marketing no se había inventado, pero nacía la iconografía; por ejemplo, el conejo para trasmitir la idea de fertilidad. Y de ahí quizás venga el chamuyo.
** También se podrá decir que esto de ser verseros se ve que nos viene desde el fondo de la historia, pero no lo parece, porque en realidad no sabemos –volviendo al conejo y con perdón de la coneja que es la que procrea, y de la liebre que se siente discriminada– si hace más de dos milenios alguien quiso contar una fábula o si solo usó la asombrosa capacidad reproductiva de estos mamíferos para simbolizar la fertilidad, el nacimiento, la nueva vida, y no lo pudo controlar.
** En diversas regiones y en diferentes épocas, la gente se ha inventado mitos y leyendas para dar forma a ciertas fiestas y ritos, porque algún ícono visible había que tener. Varios investigadores teorizan que la celebración de la Pascua es una simbiosis entre la resurrección de Cristo y la festividad de la primavera antes de la era dC. Involucra símbolos muy relevantes, como la fertilidad, la vida y la luz. El huevo de Pascua representa la fertilidad, la perfección, la vida y la resurrección, pero también el conejo como símbolo fértil. Este encarna la capacidad de reproducción (gran semental con esa cara de yo no fui), la alegría de vivir y la curiosidad ante la vida.
Hay más sobre el masca zanahorias
** En definitiva, la idea del conejo y del huevo difícilmente haya sido de alguien que salió a versear con la propaganda circense de tener un conejo que trabaja en repostería y hace figuras de chocolate. Eso es fantasía, imaginación creativa. El ‘verso’ argentino es otra cosa y muy de nuestro tiempo. Puede ser inocuo o causar daño. Es como cuando le cuentan por teléfono a una abuela que se ganó cien lucas y tiene que ir hasta el cajero a resolver un problemita técnico que les impide depositarlo.
** Antes de Cristo ya se celebraba la llegada de la primavera europea, el renacimiento de la naturaleza, con símbolos como el conejo (fertilidad) y el huevo (vida y perfección). No se nos pasa por alto el machismo de la época, dándosele el mérito al macho de la pareja. El bunny solo se divertía. Es la abnegada y hoy olvidada conejita la que simboliza la fertilidad. Su embarazo dura menos de un mes y puede embarazarse nuevamente apenas nacen sus crías, y lo hace, porque para eso también es rápido el bunny macho. Ellas pueden tener hasta 12 conejitos por parición, lo que podría significar hasta 140 por año.
** Menos mal que la sabia historia mantuvo lejos de esos tiempos a las ONGs defensoras de los animales. Sin ellas custodiando, los crueles y sucios humanos carnívoros de la época podían cuerear sin remordimientos y meter a la olla con papas a esos ex conejos, hoy mascotas; incluso estofarlos con su propio alimento favorito; zanahorias.
ONG salvemos a los conejos
** Qué mundo tendríamos si esas asociaciones habrían estado activas veinte o treinta siglos atrás. Hoy poblarían el globo más conejos que gente y estaríamos a salvo de los comandantes y financistas de la Agenda Global 2030, entre otros el magnate Györgi Schwartz –conocido en el mundo como George Soros– que en vez de andar pensando en cómo achicar la humanidad evitando la reproducción humana y mediante el raleo de viejos, estarían ocupados en achicar la población de conejos y peleándose con los conservacionistas, los que, déjeme decirlo de paso, deberían incluir en su defensa a la especie humana frente a las imposiciones de la Agenda Global para el nuevo orden mundial.
** Con diez mil conejos y liebres por habitante invadiendo nuestras casas, morfando de nuestros platos y royendo los cables del televisor, hoy la OMS los estaría vacunando a ellos contra algún virus amenazante creado en laboratorios de Disney, donde explotaron durante 80 años a Bugs Bunny y ahora quieren deshacerse de él por viejo, y de toda la especie de los lepóridos. Se acusaría de la pandemia al malhumorado Sam Bigotes, lo cual resultaría más creíble que un oscuro y enigmático murciélago chino al que nadie le ha dado derecho a réplica.
La luna es tan real
** Durante seis días y seis noches, cuadrillas de salvataje trabajaron en el canal de Suez para destrabar un buque de carga japonés del tamaño del edificio Empire State que tenía paralizado el comercio mundial. Esas cosas no le pasan a la Argentina porque tiene miles miles de kilómetros de costa marítima pero carece de flota mercante. Tiene astilleros con dos mil obreros pero no fabrican barcos.
** Al final, al Ever Given lo que le faltaba era un empujón de la naturaleza: la luna llena del domingo hizo subir la marea unos centímetros, cruciales para devolver el carguero de 220.000 toneladas de regreso al agua. Cuidemos a la naturaleza porque es la mano de Dios cuando a nosotros se nos queman los libros.
** Bueno, y lo del conejo y los huevos, en definitiva, es una tradición familiar que la Iglesia de Cristo nunca propició. Jamás un papa encabezó una procesión pascual con un conejo en sus brazos. Lo inventó la burguesía, que necesitaba símbolos para sus celebraciones en casa. A la América hispana trajo esa costumbre la inmigración alemana, principalmente los protestantes de la región del Palatinado. Y en 1875 el zar del chocolate John Cadbury, que era más rápido que una liebre para facturar, creó el huevo de chocolate que es hasta hoy lo único tangible. Al “Conejo” ningún chico falto de imaginación lo ha visto todavía.
** Feliz Pascua de Resurrección para usted y familia y disfruten la vida con lo que hay. Para qué esperar, si la Argentina soñada llegará el día que los conejos pongan huevos.