El carnaval de mi pueblo y ese fenómeno llamado “Terror”
El aire se llena de música, cantos, danzas, alegría y animación, chicos y grandes rescatan la calle y construyen una manera de ser, nuevos significados y nuevos espacios para la diversión, la cultura popular y la farándula. Ha llegado el carnaval.
Impregnado de un simbolismo único, casí místico, «Terror» irrumpe en la noche de corso formando una marea humana fluida y festiva que desfila al ritmo de los tambores y repique de bombos, platillos, cacerolas y baldes de plástico. Todo vale para animar la fiesta y dar rienda suelta a la emoción y la alegría. Los «Duendes» se suman al festejo tras el canto de los pájaros nocturnos y todo es un coro de fantasía y belleza. Sonidos que despiertan como nadie el espíritu ancestral de nuestra Fiesta Mayor.
«Terror» es una clave de cultura popular esencial del festejo carnavalesco auténtico, genuino, donde se forma identidad y sentido de la alegría.
Quienes vivimos el carnaval sabemos que no existe energía más potente que la alegría de un pueblo. Así es Terror, una energía que nunca se va a agotar, porque es genuina, plural, plena de juventud y entusiamo, aunque a veces algunos «exaltados», y son los menos, aroman el aire de perfume cuyano y le quitan brillo al espectáculo.
«Terror do Corso» nos permite entender una realidad de grupo e integración social que tiene su propia forma de ser y actuar, que define la alegría juvenil, musical y bullanguera del carnaval de Victoria, haciéndolo de una manera abierta, generosa, sin protocolo de ningún tipo, reafirmando los rasgos de identidad del festejo de Momo, estimulando la participación ciudadana en clave de acontecimiento masivo, de patrimonio tangible, de paisaje artístico y de comunicación humana.
Terror es un hito que define la presencia bullanguera del carnaval de Victoria desde hace más de 50 años, haciendo prevalecer el sentido de pertenencia, integración y participación. Grandes y jóvenes disfrutando del mismo fervor popular. Un espacio de encuentro y diversión que tiene memoria, presente y futuro porque sus símbolos y rituales son manifestaciones que se relacionan con experiencias emocionales, históricas, sensoriales, turísticas y de alto valor comunicativo y de integración espontánea.
El itinerario que genera Terror se caracteriza por tener su propia y específica dinámica y funcionalidad recreativa, constituyéndose en un indicador de tipo sociológico que valoriza el vínculo social y la participación por encima de cualquier diferencia, garantizando la mayor riqueza de la experiencia humana de «comparir y estar juntos».
Terror es convocante, atractivo, la gente lo adopta sin dejar de lado la certeza de que ese espacio lúdico de cultura popular y atracción turística le pertenece.
Pero Terror es más todavía, se ha proyectado a través de la «Sociedad Filantrópica Terror de Corso» a un ámbito sociocultural gravitante en nuestro medio.
(Por: Raúl Pedemonte)