Opinión
De trampas, telos, y otros placeres
Una mirada indiscreta a un tema que bien podría tomarse como fake news. Ellos, los/las piratas, dicen cosas veraces pero no siempre del todo ciertas, todo por un rato de disfrute.
Jorge Guinzburg fue un gran periodista, quizás uno de los que mejor preguntaba, pero la mayoría lo recuerda por hacer la incómoda pregunta de la ‘primera vez’ en el amor, enfocándose en la experiencia de los famosos/as. Pensando en esto, y saltando varios prejuicios, un tema que atraviesa el mundo de las relaciones amorosas es la nunca bien vista noche de trampa, o mejor, qué hacen los que intentan consumar ‘el hecho’ sin tanta visibilidad.
Bueno, ahí aparecen los hoteles alojamiento, una suerte de ‘piringundín’, palabra que podría significar cualquier otra cosa, pero bué… pensemos que es un lugar donde uno no va a conversar ni tampoco a tomar la copa, mucho menos a conocer a alguien por lo que piensa, o a perder el tiempo.
Con mínima experiencia pero buenas fuentes, intentamos armar el mapa de la trampa. Donde el protagonista quedó inmortalizado por la banda Los Auténticos Decadentes como El Pirata, pero hasta la canción deja traslucir que esto es un acuerdo de dos, como mínimo.
En primavera reverdecen las flores, y en verano —salvo los mosquitos— el aire libre ofrece tantas opciones que estos lugares lúgubres y poco decorados pierden preponderancia para los que no son precisamente del gremio billetera mata galán. Sin embargo, con la llegada del invierno, se potencia la pasión entre paredes cotizando mejor un cálido espacio donde compartir ese momento.
Hace un par de días atrás, no importa. Alguien me contó un hecho ‘peculiar’. Con la suerte de su lado, la persona en cuestión fue al amueblado decidida a concretar sus sentimientos o impulsos, pero desde la recepción le dijeron: está cerrado y lleno, vuelva mañana. Como si esa fuera una opción.
Ya que andaba con todas las luces del amor encendidas, decidió ir a otro piringundín, y a otro… así hasta que su compañía le hizo ver que el contexto no ayudaba, y mejor hacerle caso a las circunstancias, además el día empezaba a ganarle la pulseada a la luna.
Pero aquella persona también me hizo ver que la noche no siempre es sinónimo de trampa, y que en el día hay tantas ventajas como la que ofrece la oscuridad. El tema es tan difícil como los casos que trascienden como fake news (noticia falsa): porque tienen algo de veracidad y gran parte de ficción u omisiones; por definición el tramposo y pirata tiene un código: No revela ni quién, y menos aún, si hay una relación que afectar, por más que él o ella sean parte de ese daño colateral.
Como cada vez se me complicaba más la extensión y todavía ni habíamos arrancado a postular el tema, le dije a esta persona: ¿pero, hay muchos tramposos/as? Fue allí donde soltó una carcajada, ¡tantos/as como felices parejas! Bueno. Esto quería decir que algunos matrimonios no solamente perduraban por el buen trato y el entendimiento, sino que en un número considerable —probablemente— hay un complemento externo.
Viéndolo con los ojos de la juventud que evita tanto protocolo y ceremonial, la trampa vendría a ser como un tema sin mayor valor, como la moneda de 25 centavos, a la que nadie ya se molesta en añadir a los precios en góndola. Y allí seguramente no estará el gran caudal de sostenedores del negocio de los hoteles alojamiento.
Tal vez pueda tener algo de lugar en quienes necesitan intimidad, porque tienen muchos hijos, o viven en la casa de los padres. Ahí, casi sin buscarlo, fui delineando otro mapa: el de los que necesitan un lugar donde amarse sin trampas. Allí figurarían también las parejas felices con su relación monogámica, pero insatisfechos con su alrededor de interrupciones. Un tiempo para el disfrute sin la dulce voz que los llama: ¡mamaaaá!
¡Epa…! entonces estos lugares contribuían al sostenimiento de las familias, y hasta le daban aire a ese amor casi de adolescentes que se intentaba desplegar. ¡Por eso no desaparecen! Y el consumidor se banca desde el indecoroso decorado hasta la cama tibia. Todo por ese momento de goce.
En fin, esta persona me dijo: No es un tema fácil. Siempre te puede pasar que te encuentres con alguien que no esperabas, o te vean, pero si los planetas se alinean, es hermoso, tanto que se puede volver parte de tu rutina.