“Cuando ves ese brillo en la mirada es algo que justifica todo lo que hiciste”

Victoria.- Hace ya un tiempo que los payamédicos llegaron a Victoria para quedarse. Siempre con alegría, llevan sonrisas donde muchas veces no las hay. La pandemia, sin embargo, también afectó su tarea, pero no los detuvo. Tuvieron que adaptarse a los tiempos que corren y hoy, luego de haber pasado por las restricciones que todos conocemos, pueden decir que aportaron alegría y consciencia a una pandemia que borró muchas sonrisas. En este marco, la payamédico Miriam Sánchez habló con Paralelo 32.
—¿Cómo atravesaron la pandemia los payamédicos?
—Los payamédicos atravesamos la pandemia en casa porque diez días antes de que se declarara la cuarentena, desde la comisión directiva recibimos la sugerencia de que teníamos que retirarnos de los dispositivos. Así, en su momento, realizamos una carta dirigida a los directores de los institutos explicando que el virus avanzaba. Durante la pandemia reforzamos el cuidado de la salud haciendo campañas, por ejemplo, de lavado de manos. Luego, hicimos la campaña del buen gesto, que invitaba a saludar con un gesto gracioso y creativo (cada uno podía inventarlo) para mantener el distanciamiento requerido. También hicimos otra campaña llamada Elijo mi barbijo, donde se invitaba a usar barbijo de colores divertidos. Además, se hizo otra campaña: Prolijo mi barbijo, a través de la cual enseñábamos a usarlo correctamente. Por último, se hizo Payacasa, que eran actividades que se podían hacer en casa para evitar salir.
Luego, continuó: “La formación de payamédicos tuvo que adaptarse a la realidad y se hicieron cursos virtuales. Hubo payamédicos recibidos de manera íntegramente virtual durante la pandemia”.
Por su parte, añadió: “Yo tuve la oportunidad de formarme en Buenos Aires en febrero 2020 como formadora de payamédicos en payateatralidad, que es el curso que desarrolla la técnica del payaso teatral. Fue una experiencia distinta y muy grata”.
La payamédica también se refirió a las secuelas que dejó la pandemia en cuanto a la salud mental. “Es cierto que estamos transitando las consecuencias de la pandemia en relación a la salud mental. Los payamédicos lo que hacemos es respetar a las personas, no vamos más allá de donde las personas nos dejen. Respetamos la distancia, su aceptación o rechazo. Si acepta, los transportamos a otro tiempo y lugar en nuestra fantasía, pero siempre respetando”.
Sobre los cuidados y protocolos que siguen, detalló: “Seguimos protegiéndonos postpandemia y protegiendo al otro usando barbijo. Usamos doble barbijo: nos ponemos uno quirúrgico y, encima, uno de color, de las tonalidades que usamos nosotros. Llevamos siempre nuestro alcohol en gel y no nos sentamos en el piso, no tocamos ninguna superficie, mantenemos la distancia, saludamos con el payagesto. Esto forma parte de la bioseguridad que aprendemos en el curso de payamedicina. En el caso de hacer actividades al aire libre como en una plaza, ahora estaríamos autorizados a no usar barbijo, pero solamente en actividades al aire libre”.
—¿Qué significa ser payamédico?
—Ser payamédico significa dar un servicio en amor y llegar a esa persona cuando no la está pasando bien. Significa llegar cuando una persona está institucionalizada y no tiene visitas o su salud está jugándole una mala pasada y, en un momento, le cambiás el ánimo o lo ponés a jugar, de acuerdo a la situación en que se encuentre. Yo tuve la residencia en el hospital San Roque y tuve la oportunidad de ir a cuidados paliativos, donde ves a niños donde el resultado es inevitable. Sin embargo, dentro de sus posibilidades, miran, sonríen y cuando ves ese brillo en la mirada es algo que justifica todo lo que hiciste hasta entonces: llegar a tiempo a esa sonrisa, esa mirada, ese destello. Si llegaste a tiempo a ese momento, justifica todo lo que pasaste en todos los años de vida. Elegí ser payamédico por eso, porque quería hacer algo que tuviera que ver con una actividad voluntaria, sin tener que recibir ninguna retribución y tenía ganas de llegar a esos lugares donde las personas necesitan un momento de distracción, buen humor o ver algo distinto. Fue un llamado, algo que surgió del corazón. Cada uno tiene una misión en la vida y una vocación de servicio y, cada uno, es llamado de distintas maneras. Esto me pareció algo original y divertido que podía hacer.
En cuanto a no involucrarse al punto tal de salir afectados, explicó: “Es cuestión de práctica el hecho de no involucrarte emocionalmente, pero así y todo siempre hay situaciones. Por eso, siempre los payamédicos vamos de a dos o tres, porque si nos damos cuenta de que un compañero se vio afectado o capturado, como decimos nosotros, lo ayudamos a sacarlo de ese momento y que los otros continúen con la interacción”.
Sobre el recibimiento de la comunidad de Victoria, destacó que siempre los recibieron bien. “Si bien no hay mucha difusión o no muchos nos conocen porque la labor nuestra es ir a la institución, siempre nos reciben bien”.
Asimismo, Miriam enfatizó: “La importancia del humor, la alegría y la risa es el hecho de que en ese estado se liberan endorfinas, lo cual refuerza el sistema inmunológico y mejora el ánimo. Ese encuentro con los ‘payas’ es un encuentro maravilloso donde la persona se transporta a otro lugar. Es un impulso, un momento donde tratamos de que se conecte con su parte sana, lúdica, con su niño interior y, de esa manera, hay buenos resultados”.
La lista de anécdotas que ha juntado durante todos estos años Miriam es larga. “Hay muchísimas anécdotas, desde personas que primero no nos querían y luego, con el hecho de visitarlos y respetarlos, terminamos siendo grandes amigos y nos esperan y preguntan por nosotros. Eso es lo lindo, saber que de a poquito vamos logrando cosas. Hay chicos que no nos quieren ver, pero después nos ven jugar en los pasillos y se asoman y se ríen y participan. Nosotros nos dejamos ver, ahí está nuestra picardía”.
Respecto de este último tiempo, dijo: “El año pasado comenzamos a ir a un hogar del Quinto Cuartel que se llama Nuestros Mayores Cuidados. Allí visitamos a nuestros amigos cada quince días o cuando podemos, debido a nuestros horarios de trabajo. Para nosotros es otra experiencia porque es un número más reducido de personas mayores y los vamos conquistando de a poquito. Ya tenemos grandes amigos que cantan, bailan, juegan y otros que nos miran desde lejos. Nosotros sabemos que con el tiempo todo lo logramos con alegría, humor y amor. Estamos convencidos de que con amor se logra un mundo mejor.