Judiciales
Compró un inmueble en Antelo y hoy vive una pesadilla
Carlos Pérez sigue intentando demostrar que es el dueño y tras varios intentos de asegurar la puerta principal, optó por desmantelar la casa. • La última vez le rompieron la cerradura y le defecaron todo el mobiliario • Iba a instalar una mini-fábrica de su rubro vinculado a la construcción.
Victoria.- Hace aproximadamente 7 años, Carlos Antonio Pérez adquirió un inmueble en la tranquila Villa Ángela (Estación Antelo), pero lejos de convertirse en su lugar de esparcimiento y descanso, últimamente ha tenido que lidiar con una serie de inconvenientes para validar la propiedad del mismo, tratando de evitar que la ocupe quien aduce haber adquirido el mismo derecho pero no estaría en condiciones de probarlo.
Pérez dialogó con Paralelo 32 sobre estos problemas que atraviesa, y que lo llevaron a radicar una denuncia el pasado 28 (de la que accedimos a la copia —N. de R.) ya que ha llegado a cambiar hasta cuatro veces el candado para evitar que ingresen la vivienda del lote en cuestión. Un terreno que, tras un litigio, le había sido entregada efectivamente por el oficial de Justicia el pasado 17 de julio.
Recientemente Pérez tomó la drástica decisión de desmantelar la propiedad, quitando techos y aberturas para dejar solamente las paredes. A la par, sacó los muebles y decidió incinerarlos. Todo pasó la última vez que llegó al lugar y se encontró con la puerta de frente atada con alambre, y adentro “defecaron y orinaron sobre el mobiliario, todos los muebles, mesa, colchón, ropero, bacha de la pileta de la cocina y demás partes de la vivienda”. Así consta en la denuncia, donde se pone de relieve que al momento de hacer esto llegó la mujer, que no reconoce el derecho de Pérez, junto al personal policial para intentar detenerlo.
Pérez afirma que esos muebles eran de su propiedad y que no les permitía ingresar a extraños a su lote, e hizo lo mismo con la dotación de bomberos que fue hasta ese predio, aunque aclara que les consultó si había algún riesgo de propagación del fuego, a lo que respondieron negativamente.
Tras esa determinación de Pérez, comentó otro episodio protagonizado por esta mujer junto a tres hombres de la zona, quienes llegaron en un vehículo a otra de sus viviendas para “amenazarlo” (también consta en la denuncia —N. de R.), ocasión en que le advirtieron que se cuidara dónde andaba, “y que me iban a prender fuego la casa, además de insultos hacia mi persona”. También ha sido objeto de escraches en redes sociales, “me trataron hasta de pedófilo”, amplió.
Hecho judicializado
Dentro de este contexto, Pérez reiteró a este medio que el problema es de larga data, y que viene lidiando judicialmente hace casi 8 años para lograr que se valide su derecho de propiedad sobre el inmueble.
Al parecer, en ese lapso coincidente con el crecimiento de construcciones en el lugar, se habrían vendido varios lotes a victorienses y foráneos, con la particularidad que se habría repetido la operación, no queda claro si con dinero y de palabra o cómo, ya que la persona reclamante no pudo justificar documentalmente su versión ante la justicia. Fue así que Pérez, quien escrituró la misma con el vendedor, inició un derrotero judicial contra dos personas más, “el primero de ellos, al ver las pruebas desistió de continuar con las acciones y quedó esta mujer con la que he tenido estos inconvenientes desde entonces, pero que nunca presentó ninguna documentación respaldatoria, ni concurrió a las audiencias”.
Pérez dijo que su intención, más allá de aprovechar el lugar como esparcimiento, también tenía pensado poner un mini-fábrica de piedra en torno a su negocio de lajas. “Había comenzado a cercar, tenía idea de pintar e iba a contratar personas para que comenzaran a organizar los espacios. Se lo comenté a la gente de la comisaría, por las dudas, y me respondieron ‘no pasa nada’, pero fue empezar a trabajar y que me rompan la cerradura. Cambié el candado y quise hacer la denuncia, me reiteraron que no pasaba nada, y así hasta que el policía que me recibía me invitó a realizar la denuncia en jefatura departamental”.
Ese documento que exhibe Pérez fue desestimado por otra autoridad judicial que al analizar la situación pidió que se tome declaración a ambos litigantes como propietarios, “porque tenía que investigar el caso, y que esa documentación era vieja”.
Sobre el final Pérez advierte que “esto, lejos de resolverse, sigue in crescendo, y fue el último domingo que pasé por allí para ver la situación, estaban los alambres en la puerta, entré y me encontré con todos los muebles defecados. Yo no les iba a limpiar la mierda a esta gente, así que saqué los muebles afuera y les prendí fuego. Lo demás, es noticia conocida: llegó la mujer con el policía que no me tomaba la denuncia, ahora a impedirme que queme; por supuesto que no los dejé ingresar. Luego bomberos, la posterior amenaza; el escrache en Facebook al día siguiente…y fue así que ayer (lunes) me fui a la casa y la desmantelé. Sobre todo porque no obtengo ninguna certeza desde los poderes de la democracia, que me asegure mi derecho sobre esta propiedad, y de alguna manera tengo que pararlo porque si no, va a terminar mal. Se está desconociendo el oficio judicial donde dice que soy el dueño, y así esto es un Far West. Más las escrituras, etcétera”. Cabe mencionar que el entrevistado ofreció acercar toda la documentación tanto a Paralelo 32 como a quien corresponda. Es evidente que hay alguien más en el litigio de quien no se habla, y es quien vendió dos o tres veces el mismo lote, según la versión de Pérez.