Cómo reducir el impacto ambiental en la noche del 31
Sociedad (por Laura Gambale/NA).- Las reuniones de fin de año suelen ser momentos donde el consumo se torna irresponsable y los excesos quedan a la vista. Teniendo en cuenta que en Argentina se generan 18 millones de toneladas de residuos al año, es decir, 1,15 kg de residuos por persona por día y que, en épocas de fiesta, se estima que se produce hasta un 30% más de basura que en días normales, este año ¿seremos capaces de celebrar sin generar desperdicios innecesarios ni residuos desmedidos?
Asimismo, entre las innumerables consecuencias de la crisis climática que, año a año se agudizan y perpetúan en un modelo productivo extractivo que desgasta los recursos naturales y recalienta con gases contaminantes la atmósfera, la última ola de calor vivida en el norte de Argentina y Paraguay en las primeras semanas de diciembre fue unas 60 veces más probable, según determinó un grupo de científicos del clima del World Weather Attribution.
“Estamos acostumbrados a usar y tirar, a considerar los descartables muchas veces como la mejor opción y a olvidarnos de la existencia de nuestros residuos ni bien desaparecen de nuestra vista. Esta cultura de usar y tirar se intensifica durante las fiestas con la decoración, los envoltorios de los regalos, la vajilla descartable y sobras de comida, entre otros ejemplos, generando grandes montañas de residuos que suelen ser mal gestionados”, explica Florencia Benedicto, Abogada, especialista en Dirección y Gestión Ambiental.
Para evitar desperdicios de comida, generar basura que podría evitarse y ahorrar recursos, compartimos algunos consejos expertos.
Medir la producción excesiva de comida
Martín Font, director de Comunicación y Educación Ambiental de la Fundación Vida Silvestre (WWF, por sus siglas en inglés) explica que en promedio un tercio de la comida termina en la basura. “Cuando desperdiciamos comida estamos desperdiciando tierra, agua y energía que se utilizó para producirla”, explica. La campaña de WWF dice que, si evitamos ese tercio de desperdicios, lograremos ahorrar 250 billones de litros de agua por año, 11 mil terawatts de energía y 19 mil km2 de bosques”, indica. Además, menciona la campaña “Save One Third” del Fondo Mundial para la Naturaleza donde asegura que “estamos devorando nuestro planeta”.
En la campaña, se indica que la producción de alimentos tiene un impacto masivo en el medio ambiente. De hecho, la forma en que producimos y consumimos alimentos es la mayor amenaza para nuestro planeta en la actualidad. Pero debido a que se desperdicia más de 1/3 de los alimentos, más de 1/3 de este daño es completamente innecesario.
Al mismo tiempo, se recomienda elegir alimentos que no aumenten la huella ambiental individual, como sucede cuando se optan por alimentos de estación y de producción local y se evitan las carnes.
Evitar los descartables y plásticos de un solo uso
Uno de los mayores problemas ambientales vinculado a los hábitos de consumo son los plástico de un solo uso. Diversos estudios demostraron que unos 8 millones de toneladas de plástico son vertidas en los océanos cada año. Si no revertimos los hábitos, para 2025 nuestros océanos tendrán 1 tonelada de plástico por cada 3 de peces, es decir, que habrá más plásticos que peces.
Para reducir su uso se puede optar por vajilla no descartable y elegir cotillón sustentable. Del mismo modo, pensar en manteles y servilletas de tela para evitar el plástico y el papel que al terminar la celebración irá derecho a la basura.
Separar residuos correctamente
Separar los residuos de manera correcta para aprovechar todos aquellos que pueden reutilizarse, reciclarse o compostarse.
Hay una frase muy usada: todo junto es basura, pero por separado son recursos. Esta noción parte de la economía circular, que es el paradigma que se opone a la cultura del desperdicio y busca modificar la forma en que producimos y consumimos. la economía circular considera que los residuos puedan ser utilizados como recursos para reingresar al sistema productivo. De esta manera, además de reducir los desechos y así el impacto ambiental, transformamos aquello que en un primer momento era considerado desperdicio.
En este sentido, Benedicto considera que “cambiar nuestra mirada sobre los residuos es esencial para migrar del modelo económico lineal actual a un modelo circular, donde todo residuo es considerado un recurso. Lo que es desperdicio para algunos es de utilidad para otros. Así sucede en la naturaleza y podemos imitarla para alcanzar este gran desafío”.
Balances con metas sustentables
Para fijar nuevas metas para el año próximo, Font propone que las personas incluyan objetivos sustentables y menciona algunos desafíos que podrían ser tenidos en cuenta de manera estable o a largo plazo:
Reducir el uso de plásticos de un solo uso.
Comer más verduras y menos productos procesados.
Andar menos en auto y más en bicicleta o transporte público.
Comprar productos certificados o con la etiqueta de mayor eficiencia.
Reducir las compras innecesarias.
Plantar un árbol nativo.
Elegir más productos locales.
Compostar, reciclar y reutilizar.
“Resulta fundamental que este cambio sea en conjunto, logrando que todos los miembros de la familia aporten al cuidado de los recursos. Contagiando las ganas de reducir todo lo que se pueda llegar a generar, y reciclando todo lo que no se pueda evitar. De esta manera se podrán pasar unas fiestas más sustentables y conscientes”, concluye la abogada y experta ambiental.