Comedores comunitarios: Hay días en los que entregan más de 2.100 raciones
Victoria.- La Secretaria de Desarrollo Social de la Municipalidad, Ibel Ibarra, habló con Paralelo 32 sobre la reunión que mantuvo con los responsables de 8 comedores comunitarios, donde se asiste a unas 1.400 personas, a fin de viabilizar la provisión de insumos y avanzar en detalles de la implementación de la Ordenanza Nº 3987, que regula el Banco de Alimentos.
“La reunión fue a partir de una presentación que hicieron los referentes de estos espacios a la Intendencia”, dijo Ibarra al comienzo, y añadió que la Municipalidad asiste además a dos comedores propios, hecho que eleva el número a diez comedores. La ordenanza se aprobó en 2020 con el objeto de nuclear los alimentos que son donados y/o decomisados dentro de la ciudad. “Exige una persona que esté a la cabeza del Banco y un ente contralor del destino de esos insumos”.
La entrevistada explicó que si bien es una tarea simple, veía una dificultad que plasmó en su momento ante la comisión de Desarrollo Social: “Cuando uno va a donar, es muy difícil hacerlo a una entidad gubernamental. Lo hablé incluso con Guillermo ‘Cacho’ Urreaga, que coincidía en esta apreciación”.
Ibarra amplió que luego la reunión viró para otro lado, si bien se concentró en dar a conocer cómo son los procesos licitatorios para compra de mercadería, tarjeta alimentar, etc. “Y cómo nos manejamos en el tema de los subsidios, hasta llegar a cuáles eran sus falencias para el funcionamiento”.
Los comedores reciben por una tarjeta 12 mil pesos, y si bien ahora les llegaría un incremento de ese monto, tienen inconvenientes en la provisión de carne y gas. “Así que vamos a gestionar en función de proveérselos con la regularidad que demandan”.
En tal sentido precisó que tres comedores de los ocho mencionados entregan comida tres veces a la semana, otros dos que lo hacen en dos oportunidades, y los tres restantes entregan comida una vez cada siete días; y dedican otro día a la copa de leche. “Coincidimos en que crece la cantidad de porciones que se entregan, hecho que también ocurre en los comedores que dependen de la Municipalidad, y que tiene que ver con este contexto que estamos viviendo”, amplió la funcionaria, y recordó que ya en 2020 se creó el grupo asociativo de comedores comunitarios, donde están estos ocho, y que hay un par más que quieren iniciar: “algunos de los presentes no vieron con buenos ojos esto, porque me dijeron: vas a ayudar a uno que recién está empezando y no sabés cuánto va a durar. Pero les contesté que no voy a desmotivar a quienes tienen intención de hacer algo altruista y solidario”.
— No se puede negar que hubo y habrá ciertos y determinados comedores donde prima un componente fuertemente político partidario, ¿Cómo se lleva esa cuestión de la chicana ante el accionar de esta Secretaría?
— “Pasa eso de la chicana, y por suerte conozco a la mayoría; se nota en las caras, pero no me dejo llevar y soy una funcionaria muy presente. A mí no me la van a contar, está eso de ‘no quiero ir a tal comedor porque después me sacan fotos’, por ejemplo, pero más allá de todo, estamos para ayudar y por eso voy personalmente a entregar bolsones, por ejemplo, porque quiero saber a quién estamos brindando los recursos municipales”.
También reconoce que hay personas que trabajan muy bien como el caso de Urreaga, “Con quien tengo excelente relación y diálogo, porque entiende lo amplio y complejo de esta labor”.
Ibarra precisó que en la entrega de 100 bolsones tiene un promedio de 500 a 700 pesos, y que ese número fijo le sumará este pedido de la carne y el gas, “Que pensamos podemos cubrir sin salirnos de caja. Lo cotejaremos con los casi 600 mil pesos que tenemos de gasto en los dos comedores municipales que sostenemos, y a los cuáles proveemos de insumos cada 35 días”. En este sentido, tanto en el CIC como el en Refugio, entregan 700 raciones diarias, “Y si dividís el gasto por persona, es un costo muy austero, pero desgraciadamente, se cocina con cosas que tienen que ver más con la abundancia que con la nutrición, y más en esta época fría del año”.
Si a esas 700 raciones que entrega la Municipalidad hoy, se añaden las 1.400 porciones que mencionaron los responsables de los comedores comunitarios, en esas 2.100 cantidades tenemos un panorama bastante más ampliado de lo que representa la vulnerabilidad social de un sector de la población que, como bien advierte la entrevistada, está creciendo. “No descreo de ese número, pero como nueva modalidad voy personalmente, veo cómo viven y si les puedo ayudar con esto o un remedio, o si podemos mejorar su estructura habitacional; también les hacemos ver que prioricen en qué les podemos ayudar, porque evidentemente no sobran los recursos, ya nos ha pasado que viene una mujer y sus dos hijos de 19 y 20 años a pedir tres bolsones, y viven en la misma casa”.
Ibarra reconoce que le lleva tiempo esta metodología, al igual que acercar medicación a los enfermos de COVID, “Pero estoy decidida a encarar esta responsabilidad full time, y creo que esa es la mejor forma de hacer un buen trabajo desde mi rol, el tema es no mentirle a la gente”.
La entrevistada se despegó de la forma que trabajó su antecesor Carlos Schultheis, y reconoció que tiene otra manera de encarar la compleja trama de una de las secretarías más importantes y políticas que tiene una gestión. “Sinceramente, mi perfil respecto de Carlos es distinto, me involucro más, esto no quiere decir que él no lo haya hecho, pero tenía una forma más estructurada de encarar el gasto. Por ejemplo, el año pasado, como Ejecutivo, nos había quedado parte de presupuesto sin ejecutar, y esto me pidió el Intendente que no vuelva a ocurrir. Porque si está la plata y hay necesidad se tiene que invertir; por eso lo que más me pidió Domingo es que vaya y vea la realidad de lo que ocurre con lo social en nuestra ciudad”.