Nogoyá
Chule Villarruel: “Si volviera a vivir, volvería a ser pediatra”
Recibió en su consultorio al paciente 10.000 • Reflexiones del profesional tras el logro alcanzando en su carrera.
Nogoyá.- Son muchos los profesionales médicos que prestan servicio en la ciudad, pero con muy pocos se logra crear un vínculo de confianza que deja de lado la cuestión de títulos y posgrados, sumado a que el profesional al que hacemos referencia está en un momento clave: cuando se agranda la familia.
Es quien recibe a nuestros hijos y los acompaña en su crecimiento y ha sabido convertir ese acto tal vez rutinario para otros, en un pacto con sus pacientes que comienzan a transitar el nuevo mundo por fuera de la panza de mamá. Ese pacto tiene una extensión que pareciera no tener caducidad.
Entra en la vida de las familias siendo “el doctor”, pero al poco tiempo se convierte en “el Chule” y no por una falta de respeto, sino todo lo contrario. Así como los gurises aprenden a decir sus primeras palabras, adoptan el concepto que si algo duele, hay que ir a lo del Chule.
Rubén Horacio Villarruel, es pediatra de la ciudad y por estas horas atendió en su consultorio de calle Irigoyen al paciente numero 10.000, es por ese motivo que fuimos a entrevistarlo y consultarle sobre las sensaciones que despertó esta marca en su carrera.
Con la tranquilidad que lo caracteriza, Villarruel accedió a responder las preguntas de Paralelo 32 y define este suceso como una mezcla de sentimientos: “orgullo, alegría, satisfacción por el deber cumplido. Aparte el paciente numero 10.000, pude recibirlo en el Sanatorio Urquiza y el padre particularmente me generó muchos sentimientos de emoción, por cómo reaccionó ante la llegada de su hijo, por eso decidí destacarlo en las redes sociales y tuvo la repercusión que tuvo. Me encontré con palabras de afecto de todo tipo, incluso de gente que hacía mucho no veía” reconoce el médico pediatra.
El Chule no demuestra gestos de cansancio, al contrario, expresa que siempre intenta está intentando aprender cosas, “estar al tanto de todos los adelantos y desde el punto de vista humano, intenté estar a la altura, siempre dando al máximo, nunca a mitad de camino, debo aclarar que no siempre lo he logrado por lo que pido disculpas. Así en todos los aspectos de la vida, familiar, deportivo o profesional, trato de dar el máximo. A veces sale, a veces no”.
Yendo al origen de este logro, el profesional recuerda que al irse a estudiar a Córdoba no estaba del todo decidido por la medicina y menos por la pediatría, “no estuve muy convencido de iniciarla. Estaba entre ciencias económicas o medicina, me decidí pero pensando en la deportología que era lo que me gustaba en ese momento. Una vez que me recibo de médico, mientras hacia el servicio militar, hice pasantías por distintos servicios el hospital San Blas y ahí me fui dando cuenta que la pediatría me gustaba y gracias al apoyo de los doctores Kasten y Kohler que me incitaron a dedicarme a esta especialidad, fui a hacer residencia al hospital de niños de Buenos Aires para tener una base firme y poder responder a las inquietudes y problemas de los niños que vinieran a mi consultorio”.
Esta decisión en su vida se convirtió en su medio de vida, al punto de afirmar que si volvería a nacer, volvería a ser pediatra, “al final del día pienso y no hubiera podido ser otra cosa más que pediatra, a partir de lo mucho que lo disfruto. A pesar de que es difícil cuando hay mucho trabajo, no termino nunca de cansarme, porque disfruto con los chicos., Son muy nobles, espontáneos y genuinos, más allá de que se enfermen, se que se curan y vuelven a hacer lo mismos de antes. La pediatría por eso, es una de las ramas de la medicina que mas satisfacción le genera a los médicos” asegura.
Retomando la cuestión del pacto entre pacientes y doctor, creemos asegurar que dicho pacto no tiene caducidad. Es que El Chule ya atiende en su consultorio a pacientes que son hijos de sus pacientes. En Nogoyá hay dos generaciones que ya saben lo que es tener a Villarruel como médico.
“Hay un montón de padres que han sido mis pacientes de chicos y hoy vuelven a atender sus hijos al consultorio, eso me genera una satisfacción porque creo se han llevado un buen recuerdo mío.”