Cambiarle la ropa al muerto
** ¿José de San Martín no es ese señor que aparecía en los billetes de 5 mangos? –Si, el mismo. Si a continuación me va a preguntar por qué lo pondrán en los billetes de 1.000 le daré la respuesta: es para aproximarlo un poquito más a su valor real, porque los de 5 hoy valen menos que la palabra de Alberto, aunque ya veremos en otros párrafos que con mil se quedaron lejísimo de lo que hoy valdrían aquellos cinco. Al prócer lo estamparon ahí cuando dos de esos billetes alcanzaban para invitar a tu chica a consumir algo en un pub. Eran 5 dólares de aquella ficción (1 x 1) creada por Menem y Cavallo en los años 90, de los que todavía estamos pagando la diferencia.
** Mientras se agudizaba la pelea interna de las dos facciones de gobierno y Fernández cumplía fielmente con su contradicción semanal, caía una figura clave para la política de control de precios, Feletti, y gritaban el gol los partidarios del ministro Guzmán (Economía), único alfil que le va quedando a Alberto. Si Alberto, el “borracho” de Sergio Berni, el mismo que en Europa dijo que Macri es su ‘enemigo’ (no su eventual adversario), y a su regreso se ablandó en la catedral frente al obispo y proclamó: “Tenemos que seguir trabajando por la paz y a donde vaya voy a pedir por la paz, porque es un tiempo de reencuentro”. Algo así como bregar por hacer las paces con tu hermana pero escupirle en la cara a tu cuñado ¿no?
** Para completar el aquelarre político, donde brujos y brujas se reúnen en las salamancas para deliberar sobre cómo joder uno al otro, también sorprendió Macri, entrevistado por Morales Solá en TN: “Ella (Cristina Kirchner) es una víctima más de las promesas de un presidente que no cumple ninguna. Ella recibió un montón de promesas y él no le cumple ninguna». ¿Busca la paz con Cristina o quiere cobrársela a Alberto?
La guerra de los pajaritos
** En medio del tiroteo y los entredichos, el doctor Berni (que todavía debe explicaciones por el fiscal Nissman) cargó los cartuchos con sal y disparó: “el que trajo al borracho, que se lo lleve”, como para embocarla a Cristina o instarla a que destituya y sustituya. Mientras esto y mucho más pasaba, el citado beodo convocó a las fuerzas políticas para anunciar que la ballena franca austral será liberada del billete de 200 pesos, poniendo en su lugar a Martín M. de Güemes con doña Juana Azurduy. También redibujará al de 500, para darle cartel a don Manuel Belgrano y María Remedios del Valle. Como si el asunto más urgente en el país fuera el de cambiarle la ropa al muerto.
** Otras figuras en los billetes zafan de la barrida: el cóndor y Sarmiento, Rosas y el guanaco, que nunca imaginaron tener que disputar el bronce con estos animalejos. Pero cuidado que se puede venir otro barullo por la paridad de género, que fue tenida en cuenta en los billetes de 200 y 500 pero quedaron afuera los no binarios, que según el Censo 2022 representan el 0,12 de la población pero tienen derechos de igual a igual con los dos géneros tradicionales.
** Además, si los machos alfa y omega se avivan podrían hacer un planteo de discriminación porque en el nuevo billete de 100 queda una mujer sola, Eva D. de Perón (¿qué diría el general al no verse allí?). Pero tranquilos, esa disparidad fue corregida con el billete de 1.000, donde el hornero será liberado de su jaula y lo reemplazará, con justicia, el general San Martín, que moriría de nuevo si pudiera asomarse por acá y descubriera que disputa cartel con un pajarito.
Próceres desvalorizados
** Ya teníamos 3 billetes diferentes de cien mangos, el de Roca, de Evita y la taruca (un venado andino), y ahora se sumará un cuarto diseño: Eva redibujada. Todos seguirán en circulación hasta que se caigan solos con destino de papel pintado, en un tiempo más. Los quisiera ver a los turistas extranjeros por esas peatonales del país, en ciudades turísticas, entregando verdes y recibiendo una colorida variedad de billetes de una misma denominación pero distintos.
** Es increíble que tengamos que estar hablando de esto solo porque Alberto lo anunció, siendo que además esta viyuya aparecerá en los cajeros automáticos recién para fin de año, cuando valga otro 30% menos (cálculo generoso).
Infobae hizo números y publicó que para tener el mismo valor que cuando fueron lanzados originalmente estos billetes, el de 500 (29/6/16) debería tener hoy un valor nominal de $ 4.000; el de 200 (26/10/16) debería ser hoy de $ 1.500; y el de 1.000 (30/11/17) un valor de $ 6.000. (Calculado en base al índice UVA del Banco Central).
** Si tomamos los billetes de $200, $500 y $1.000 como referencia, podemos ver que desde el momento en que esos valores fueron emitidos hasta hoy, la inflación acumula un avance del 682%, mientras que el valor del dólar se disparó 1.274% en el mismo período. El café, los bizcochos y los fideos moñito corrieron a la par del dólar.
Pilchas nuevas para el finado
** Esta situación de un plan para repintar los billetes mientras no hay un plan para frenar la inflación, me recuerda una frase de Alvaro Alzogaray (que hoy, parándose junto a Milei sería popular). La dijo en ocasión de reemplazarse el peso por australes, durante el gobierno de Raúl Alfonsín. El líder liberal dijo que eso es igual a cambiarle la ropa a un muerto. Causó indignación en las filas del radicalismo; Chacho Jaroslavsky, entrevistado por el director de Paralelo 32, lo trató de “pobre viejo macaneador”, porque acusaba al gobierno de seguir imprimiendo billetes y generando déficit fiscal mientras quería resolver la inflación cambiando la moneda.
** El tiempo le dio la razón a Alzogaray. El tiempo, solo el tiempo que nunca puede ser desmentido. Los radicales que se enojaron con el “pobre viejo” y los opositores que callaron porque ese economista estaba en las antípodas de su pensamiento, también callaron cuando el vaticinio se cumplió. El tiempo es así, muy alcahuete.
** Hoy los argentinos padecemos una nueva carrera electoral a matar o morir. Otra vez cada argentino oye lo que quiere oír, por izquierda y por derecha. Siempre habrá un candidato que lo diga. Cuando yo sea gobierno… Duplicaré la ayuda social. Pondré precios máximos. Eliminaré la AUH. Cerraré el Banco Central y la Secretaría de la Mujer. Entregaré las fábricas a sus obreros. Quitaré las retenciones al campo. Todo el mundo podrá volver a comprar dólares…
Nada de esto es posible de realizarse. Ellos lo saben, ¿por qué nos macanean con alevosía? ¿Por qué?