Calabaza, anco, zapallo… ¿Lo amás o lo odiás?
Una de las primeras comidas de nuestras vidas es el purecito de zapallo. Color naranja, suavecito, dulzón… el rey de las comidas hasta que nos empezamos a enamorar de las papas fritas. Porque la calabaza frita no tiene la misma consistencia que las papas fritas, o que las batatas fritas o que la mandioca frita. Pero así y todo nos sigue acompañando en los mejores y en los peores momentos de nuestra salud. Porque cuando somos chicos que nos empachamos a chocolate y a golosinas, el mejor remedio es el purecito de calabaza, por ejemplo. Cuando ya crecemos y tenemos problemas de estómago, el médico nos dice: «permitido puré de zapallo». Porque cuando vamos al dentista, con la boca y el aliento desastrosos, la mejor manera de paliar el hambre es recurrir al famoso zapallo en la forma que se nos ocurra. Y paremos de enumerar situaciones.
Producto muy versátil en la cocina, se puede aprovechar todo en el caso del anco y casi todo en el resto de los zapallos. Empezando por la cáscara, si es blanda y fina, es excelente portadora de más vitaminas y minerales. Lavala bien y comela. Siguiendo por las semillas, que son un excelente y delicioso snack si se las fríe o se las hornea. Y por último la pulpa, tan sabrosa en chutneys y dulces, en repostería y en preparaciones saladas. Como ingrediente vedette o como acompañamiento se luce siempre.
Marida bien con frutas secas, con cítricos como la naranja y la mandarina, y con especias como el gengibre y la canela, con los que se pueden preparar deliciosas tartas para la merienda. En su versión salada, no hay nada con que no pegue: pimientas, masalas, nuez moscada, aromáticas verdes frescas o secas, cualquier vegetal, cualquier carne, como relleno de pastas o como parte de la masa, como la de los riquísimos ñoquis de la foto. Excelente compañía y excelente anfitrión. Millones de recetas. Cuál es la mejor?
Por estos lares no es tan difundida su veta repostera. Así que acá va una receta de Pastel de Calabaza para la merienda: