Buscando al homo argento
** ¿Y qué querés?, los argentinos somos así, nunca vamos a cambiar, acá no esperes nada bueno porque el problema somos nosotros, nuestra forma de ser, nuestra cultura, en Alemania tirás un papelito al suelo y otro lo levanta y te lo trae diciéndote señor se le cayó esto… otra cultura… acá no tenemos arreglo…
Si no tenemos arreglo atémosnos con alambre, pero basta de meter a 43 millones en una sola bolsa. No podemos decir que los animales de la jungla son todos peligrosos o todos domesticables.
** Cierta vez oí decir a alguien, o quizás lo leí, no lo recuerdo: ‘Es mentira que seamos un país de pelotudos, no están todos los pelotudos acá, no nacen geográficamente, pelotudos hay en todas partes del mundo’.
** Es científicamente incorrecto establecer un promedio ‘así somos todos’, tan solo porque hablamos el mismo idioma. Para peor, quienes lo hacen se esfuerzan en sumar defectos –las virtudes están excluidas del cálculo- hasta lograr un modelo más o menos aproximado para confeccionar un mameluco único que les ponen tanto a los porteños como a los santiagueños.
¿Somos de lo peor?
** Si se insiste en buscar una fórmula simple para establecer el modo de ser y actuar promedio de los argentinos, podríamos decir que estamos entre Maradona y Favaloro. Don René era tan humilde que seguramente tolerará esta comparación. El problema para arribar al argentino promedio desde estos dos modelos es qué proporción de cada uno ponemos en la mezcla.
** Todos los libros y artículos periodísticos escritos sobre esta temática se centran en los defectos y nunca en las virtudes del ser argentino.
He leído que en promedio (hombres y mujeres sin excepción) somos transgresores, triunfalistas, quejosos, superficiales, charlatanes, egocéntricos, soberbios, infalibles, envidiosos, gritones, pedantes, paranoicos, narcisistas, histriónicos, irremediables. Loco, guíñame un ojo aunque más no sea.
En definitiva… vendríamos a ser una pooorrrrquería de gente. La peor escoria del globo, pero orgullosos de serlo según una encuesta publicada por El Cronista.
** Si uno busca por el resto de América latina, encuentra, por ejemplo, que el ex canciller y uno de los intelectuales más influyentes de Mexico, Jorge G. Castañeda, dice que, en su generalidad, sus coterráneos son individualistas, poco solidarios, le huyen a las acciones colectivas, les gusta incumplir las leyes… En fin, otro que se olvida de reconocer alguna virtud en sus connacionales. Mirar solo el lado bueno parece ser un mal latinoamericano, o quizás tan solo de los sociólogos que realizan estos estudios.
Mezclemos agua con aceite
** Me gusta la fórmula Maradona/Favaloro, pero de ese promedio podría salir un Frankestein. Un hombre que trabaja duro por el bien de la humanidad, es austero, estudioso, culto y respetuoso durante sus horarios laborales, cuando cuelga el uniforme de trabajo sale a manosear mujeres, putea a gobernantes, dirigentes, periodistas y taxistas, se mete con todo el mundo pretendiendo dictar cátedra, hace demagogia con el chico que le pide una moneda y es políticamente menemtrotskokirchnerista, se afana por inventar alguna frase mersa para la perpetuidad y no puede superar su lenguaje de ciento cincuenta palabras.
** Un siglo atrás el sociólogo y médico italo argentino José Ingenieros, escribió su libro ‘El hombre mediocre’, cuya lectura se sigue recomendando a estudiantes de sociología y psicología. Allí analiza tres tipos de hombres: el hombre inferior, el hombre mediocre y el hombre idealista.
** El inferior no logra adaptarse a la sociedad a raíz de su ineptitud por imitar al resto. Son aquellas personas que no tienen educación suficiente y por lo tanto su personalidad y por ende su conducta no se ve reflejada según la normativa o legalidad de la sociedad.
** El mediocre es incapaz de usar su imaginación para tener unos valores, unos ideales por los que luchar. Por eso el hombre mediocre está basado en la rutina y los prejuicios.
** Y el hombre idealista, que sí que es capaz de tener unos valores, ideales fuertes y luchar por intentar conseguirlos. Son ideales basados en su experiencia, cultura y el paso del tiempo.
Sabiduría de lo alto
** Ingenieros arriesgó a cuantificar. Calculó un 5 por ciento de hombres inferiores; 5 por ciento de idealistas y genios; y al medio la ancha franja del mediocraje, ese 90 por ciento que él vio gris, y que yo, con todo respeto, veo multicolor, de los que navegamos entre aguas sin orillas a bordo de unos pocos eslóganes que aprendimos de nuestros padres, del barrio, de las hondas horas de dolor y rencor…
** Esta ancha franja del medio, con virtudes nunca bien ponderadas, para resolver situaciones se guía básicamente por la sabiduría que desde lo alto recibieron sus ancestros y se transmiten a las generaciones como un catecismo oral: “cocodrilo que se duerme es cartera”, “más vale pájaro en mano que cien volando!, “la revancha es un plato que se come frío”, “billetera mata galán”, “más vale maña que fuerza”, a la que se agregan algunas actuales como “tengo derechos, a mí no me jodan”, pero también representamos la fuerza bruta que hizo crecer a nuestra nación.
Soy mediopelo ¿y qué?
** Según egregias fuentes de sabiduría posteriores a José Ingenieros, como el tango y sus deschaves, pudimos saber que aquel 5 por ciento de sabios que creyó reconocer el sociólogo, terminaron revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseaos. Y en esa misma franja, los idealistas mordieron la banquina en algún punto del camino y terminaron abrazados al árbol de las oportunidades, es un idealismo a la carta. Se busca en el catálogo algún ideal que se adapte al caldo de cultivo del momento, o alguna queja, para usarla como ideario en la conquista de interese personales.
** En la ancha franja del hombre mediocre de Ingenieros hay de todo; los que se esfuerzan y los que no; los que lloran sobre un trofeo de subcampeones como si sufrieran una derrota humillante y las feministas que rompen vidrieras defendiendo su feminidad. No hay intermedios, sos number one o fracasado. Los derrotados que no luchan, los que siempre tienen razón, el cura, el colchonero, el As de bastos y el 5 de copas, pero también los y las altruistas, solidarios, optimistas, esperanzados, respetuosos de las leyes y de los derechos de los demás. De todo como en bazar.
— Envuélvame uno para regalo. Que sea femenino por favor.
_¿Dulce o amargo?
–¡Ni me lo pregunte!