La pobreza en Argentina
La Argentina se caracterizó durante la etapa agroexportadora, hace cien años o más, por su dinamismo y peso económico, como contrapartida de una ostensible polarización social; estaban los terratenientes y los linyeras.
En tiempos de la sustitución de importaciones, a mediados del siglo pasado, nuestro país se volvió un país más conflictivo y con crisis recurrentes; pero tenía una extendida clase media que era la envidia de los restantes países latinoamericanos.
Ahora, en la etapa neoliberal de valorización financiera, tenemos lo peor de los dos mundos: polarización sin dinamismo; desaparición de la clase media y crisis crónicas.
Para cada explicación sobre las causas de nuestra decadencia, abundan los contraejemplos mundiales. Si la pobreza fuera consecuencia de la alta presión impositiva, los países desarrollados tienen igual o mayor presión de impuestos. Si el problema fuera la deuda, naciones como Estados Unidos, Alemania o Japón nos superan ampliamente en endeudamiento medido sobre el PBI. Si todo fuera culpa del Estado, los países europeos tienen más Estado, pero están menos golpeados.
La emisión monetaria como causa de la inflación y, por carácter transitivo, del empobrecimiento, también tiene sus contraejemplos. Estados Unidos el principal, que resuelve sus periódicas crisis financieras inundando el mundo de billetes verdes sin caer en procesos inflacionarios similares a los de nuestro país.
Muchos países suelen cometer de peor manera los pecados que purga Argentina, pero no se condenan a tan largo purgatorio social y económico. Y al final del naufragio, sigue flotando la pregunta sin respuesta consensuada: ¿por qué hay tanta pobreza en Argentina, con tan extensos y variados recursos naturales?