Sociedad
Botas de agua: del clásico contra la lluvia a un uso más limitado
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En las últimas décadas, las tradicionales botas de goma —o botas de agua— han perdido protagonismo en las ciudades. Si bien siguen siendo un recurso confiable para protegerse de la lluvia, su uso ya no es tan extendido como en otros tiempos. Factores como la comodidad, la moda y la aparición de alternativas más versátiles, como zapatillas o botas con membranas impermeables, explican este cambio de hábitos.
En ciudades con relieve de lomadas, donde las lluvias suelen generar acumulaciones de agua en las calles, las botas de goma continúan siendo una opción práctica para quienes deben salir a la vía pública. Sin embargo, cada vez más personas optan por calzado impermeable de mayor confort y diseño, que además se adapta a distintas condiciones climáticas, no solo a jornadas de lluvia intensa.
El caso de los niños: ¿sí o no a las botas de agua?
Cuando amanece lloviendo y los chicos deben ir a la escuela, las familias suelen recurrir a las botas de agua como primera opción. Y no es casualidad: cumplen bien con la misión de proteger los pies de la humedad. No obstante, especialistas en traumatología advierten que no son el calzado más recomendable para un uso prolongado, dado que su rigidez puede afectar la comodidad y la postura.
Pese a ello, las botas de goma siguen siendo funcionales si se eligen y utilizan correctamente. Los expertos recomiendan tener en cuenta cinco aspectos clave al momento de comprarlas para los más pequeños:
El material: la goma aislante es fundamental, pero debe ser lo suficientemente flexible para no limitar los movimientos del pie.
La suela: es preferible que sea antideslizante y con buen agarre, para evitar resbalones en superficies mojadas.
La talla justa: el calzado debe ajustarse bien; demasiado pequeño puede causar rozaduras y demasiado grande permite que entre agua y dificulta la caminata. Conviene considerar espacio para medias gruesas en días fríos, pero no exagerar con tallas mayores “para que duren”.
La altura: las botas altas ofrecen más protección contra el agua y el barro, aunque pueden resultar incómodas para niños pequeños. La elección depende del uso que se les dará.
El tiempo de uso: las botas no son adecuadas para llevar todo el día. Al llegar a casa, los chicos deben cambiarlas por un calzado más liviano y cómodo.
Entre la tradición y la adaptación
Las botas de goma han sido durante generaciones un ícono de los días de lluvia. Hoy, sin embargo, su presencia en las calles se ha reducido frente a opciones que priorizan la ergonomía y la estética. En el caso de los niños, la recomendación de los especialistas es clara: usarlas en contextos puntuales, asegurando un calzado adecuado una vez que termina la jornada bajo la lluvia.
De esta manera, el clásico impermeable de los pies sigue vigente, aunque ya no como antes: se adapta a un escenario urbano y familiar en el que la comodidad y la salud ocupan un lugar cada vez más importante.