Economía y sociedad
¡Batacazo!
No cabe otra palabra para los resultados eleccionarios del domingo 13 de agosto. Un candidato -Javier Milei- creo una fuerza política distinta a las tradicionales y venció a las restantes de manera contundente. Es decir, no sólo fue el candidato más votado sino, incluso, la fuerza más votada, con lo cuál el escenario político en su totalidad sufrió un golpe casi devastador. Por supuesto que ahora se abre otra etapa, ya que la verdadera definición será en octubre, pero, por la contundencia del resultado, muchos ya se preguntan como se van a transitar estos tiempos ya que la economía no está en su mejor momento.
De hecho, está en el peor momento ya que desde hace mucho tiempo todo va cuesta abajo. Si bien era algo que podía esperarse -al existir un compromiso con el FMI- el lunes el gobierno hizo una devaluación de la moneda sin que eso tuviera nada que ver con el resultado de la elección. El dólar oficial “saltó” más de un 20%, lo que a su vez hizo que subiera el dólar paralelo o ilegal al que todos llaman “blue” y causó un revuelo terrible. Si esto hubiera sucedido en otro momento histórico (como ya ocurrió en 2002 o en 2014), los precios de los bienes de la economía se hubieran ido adaptando a una velocidad distinta, antes de trasladarse a precios, pero la realidad actual es diferente.
Apenas se dio la devaluación, los bienes físicos y hasta algunos servicios se ajustaron automáticamente al nuevo valor, generando así una inflación inmediata para este mes de agosto. Por supuesto que la medida devaluatoria fue acompañada por un incremento en la tasa de interés, llevándola a 118% de tasa nominal anual, que representa una tasa equivalente anual del 208%. Aún así, al día en que escribo este artículo no han podido controlar el miedo de los ciudadanos, que al parecer siguen escapando hacia la moneda estadounidense. Por supuesto que el incremento de precios no es lo único que produjo la medida del lunes, sino que la gran incertidumbre reinante ha hecho que en ciertos casos algunos comercios hayan decidido no vender hasta que el panorama aclare un poco más. ¿Y eso por qué sucede? Porque ningún comerciante quiere fundirse vendiendo a un precio inferior al que pagará al reponer el stock vendido.
Lo mismo ocurre con los alquileres y la nefasta ley que los rige. En el caso de viviendas familiares, el valor del alquiler no se puede ajustar más que una vez al año y por un índice establecido en esa misma ley. Y por supuesto, ni decir que el plazo mínimo de contrato son 3 años, con lo cual difícilmente habrá propietarios dispuestos a “regalar” su renta de esa manera. Probablemente los precios de los alquileres en estos meses estarán elevadísimos y será muy difícil conseguir alguna vivienda para alquilar.
Nos hallamos en un momento de encrucijada bastante complicado. No es algo que fuera inesperado, ya que en algún momento las cosas mal hechas deben pagarse. Es decir, con la máquina de imprimir se hicieron billetes para disimular el verdadero problema y que la fiesta continuara, el problema es que el que contrató la fiesta no la va a pagar y seremos usted y yo y los demás quienes tendremos que hacernos cargo de la misma con esfuerzo, dolor y privaciones.
Asesor Financiero Certificado (AFC) Instituto Español de Analistas Financieros [email protected]