Aseguran que el flete a puerto cayó 80 por ciento
Victoria.- La preocupación en el transportista de cargas no se disimula, no logran que el flete cueste más de 70 mil pesos, y los más solicitados pasaron de tener uno por día en 2022 a uno por semana en estos primeros meses del 2023. Esa caída repercute tanto en los costos fijos como en el sostenimiento de choferes, ambos están empezando a plantearse seriamente un cambio de rubro y/o reconvertirse o diversificarse. “Sé de algunos que ya pusieron kioscos, verdulerías; el auto familiar de remís, además de utilizar su acoplado para cargas generales en vez de granos y oleaginosas. Por ejemplo, traer pallet de ladrillos huecos o ponerse al servicio del traslado de ladrillos de concreto celular gaseoso”, planteó uno de los camioneros a los que consultó Paralelo 32.
La sequía que atraviesa esta zona geográfica del país e impacta decididamente en el sector productivo primario, está frenando la rueda económica de una forma tal que en el propio Gran Rosario ya se habla de una merma del 40 por ciento en embarques. Según la Bolsa de Cereales de Rosario, apenas 126 barcos arribaron a los muelles que están entre Timbúes y Arroyo Seco, donde ya se habla del peor registro de la década. Para encontrar un registro peor hay que remontarse a 2014, cuando amarraron 102 barcos por este motivo.
Así las cosas, fueron apenas 400 mil toneladas de cereal en enero contra los 2,93 millones de toneladas del primer mes del año 2022.
La seca hizo añicos la cosecha de trigo (se perdieron 10 millones de toneladas) y también hizo pasar desapercibida a la de maíz de primera (que son los cultivos que se suelen embarcar en enero). Y para peor el escenario no mejora: se espera la peor cosecha de soja de los últimos 6 años, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
En esta evaluación, la logística del transporte lo tiene bien claro, “se trabaja a pérdida, o por debajo de los costos, como mejor les guste definirlo. Hoy una goma de camión está cuatro veces lo que cuesta un flete, más allá que estemos cerca de puerto, si el trabajo merma debemos buscar más allá, algunos compañeros están llevando arena para Vaca Muerta, pero a más kilómetros la relación de ganancia es inversamente proporcional”.
Los consultados por Paralelo 32 no pertenecen a un gremio o sector sindicalizado, advierten que además de la exigencia para poner en regla a un trabajador, cuya carga social no baja de 120 mil pesos, está este otro tema de la falta de contratación.
No pocas empresas de Victoria, además, tienen sus propias flotas de camiones, “así que primero cubren ese stock de sus transportes, y si queda margen nos llaman a los que estamos por fuera de ese circuito. Nos llaman, pero es crítica la situación a la que nos exponemos en el corto plazo. Sé de choferes que están de albañiles; no escuché de compañeros que quieran vender su unidad, pero hablar de cambiar o actualizar modelos en quienes son propietarios de uno, es impensable en este contexto. Trabajamos para sobrevivir”, dijo otro de los consultados.
De yapa los delincuentes
Un indicador más de la cuasi paralización del transporte de granos, o “gorgojeros” como se lo llamaba en otros tiempos, lo muestra el sistema Stop (de turnos digitales de descarga del Ministerio de Transporte de la Nación), donde para enero arribaron 50 mil camiones cargados con granos, contra los 121 mil de enero pasado; los 112 mil del 2021 y los 161 mil del 2020. Esa menor afluencia se nota en las rutas y accesos a los puertos. “A eso hay que sumarle la inseguridad en Uriburu, la llamada Playa Pérez, y lo que se denomina la zona de Circunvalación a Rosario. Yo mismo fui testigo de cómo una persona subida a una moto se puso entre dos unidades de carga, aproximándose al punto de estar a centímetros de la boquilla para asestarle un martillazo. Se roban el cereal, y ya no sirve atar con alambre, directamente les ponemos tornillos. También hemos sabido que están haciendo lo mismo en los trenes de carga. Y son todos menores de edad, ¡saben que para la ley son inimputables!”, lamentó un tercer transportista.
Otro daño, no menor si se piensa en que estos camioneros deben pasar revisiones técnicas de sus unidades periódicamente, son las roturas de parabrisas, “nos tiran piedras y rompen el parabrisas cada tanto. Ese costo que hoy ronda los 150 mil pesos no es nada si es después de la revisión técnica, pero si lo cambiaste y a una semana de tener que pasar por ese examen te lo rompen, obliga a cambiarlo nuevamente. Todo es así, la inseguridad es parte del gran problema, no se meten Gendarmería ni tampoco Prefectura, estamos cansados de reclamar por presencia de las instituciones. Ni hablar de las playas donde nos cobran 2.000 pesos por permanecer un día o un par de horas. Están llenas de excremento de aves y las lajas levantadas al punto de romper una goma, son lugares meramente recaudatorios porque los servicios que brindan, son prácticamente nulos”.
Los baños además sufren el vandalismo propio de la falta de control, y los entrevistados no dudan en advertir que hay colegas transportistas que se roban canillas o duchas.
Panorama extendido
En el sector del humedal entrerriano, donde había un repunte en el número de cabezas de hacienda, se está dando el fenómeno de la crecida en el nivel del agua y por ende está inundando la mayoría de las islas. Esto en cierto modo es una alternativa para quienes tienen camiones, pero también muestra que la contingencia obliga a no enfocar los esfuerzos en lo producido por la agricultura.
La cosecha gruesa no parece tener mejores perspectivas para los próximos noventa días, algunos menos escépticos hablan de tan solo 60 días de labor teniendo en cuenta los números que se vienen manejando. “Esto también impacta en la forma de pago, es más que bueno cuando recibimos un cheque a 30 días, porque cuando se complica la rueda económica los pagos se patean a 60 y 90 días”.
Está el caso de los que sacaron créditos para comprar un nuevo acoplado, “estos se tienen que ir obligados a trabajar fuera de este circuito, aunque sea por ‘dos pesos’, tienen que hacer cualquier cosa. Esos son los que hasta no hace tanto eran cerealeros a morir y hoy hacen paqueterío, como le decimos en la jerga: ladrillos como dice el colega, cemento, lo que sea”. Se entenderá alguna vez en nuestro país, que cuando “se para el campo” se frena o paraliza una rueda gigantesca que afecta también al Producto Interno Bruto, donde decae también la industria metalmecánica que fabrica camiones o máquinas agrícolas. Esto pasa en un país con su economía quebrada que no tiene un peso de reserva en el Banco Central para compensar la falta del grueso flujo de dólares que ingresa cada año por cereales, aunque desde allegados al gobierno se aliente permanentemente el ataque contra los productores o su señalamiento como enemigo.