Almacén y Bar Avataneo celebró sus 100 años
A mitad del camino asfaltado que lleva a Seguí, desde la capital provincial, está el almacén de los Avataneo, un mojón de la identidad entrerriana que cumplió sus primeros 100 años de existencia. Testigo tozudo de otro tiempo, de otro campo, donde la población de la provincia vivía mayoritariamente en torno a pueblos y pequeñas comunidades rurales.
Hasta aquí llego el tradicional programa de los sábados Caminata Sabatina que conduce Santiago Rinaldi acompañado por Javier Fontana, Sebastián Britos y Tomas Ojeda, celebrando el pasado sábado los 100 años de Almacén y Bar Avataneo junto a sus propietarios, María Elena Rapetti, Hugo Avataneo y su familia.
El viejo local de Avataneo ha resistido los avatares de la historia, los cimbronazos de la economía y está de pie, ofreciendo en cada estantería un indispensable servicio a la familia rural, más allá que las comunicaciones o el pavimento faciliten el acceso a la amplia oferta de la ciudad. Allí, en la ruta provincial 35 y desde 1921 está uno de los últimos almacenes de campo de Entre Ríos.
Con sus puertas abiertas desde 1921 el establecimiento ha resistido el inexorable paso de los años. Ubicado en el Distrito Quebracho del departamento Paraná, el antiguo establecimiento de ramos generales es una estampa de la ruralidad que ha logrado adaptarse y perdurar sin perder su esencia, en esas esquinas de nuestro campo donde el tiempo parece detenido y en calma, como una de esas largas e intensas siestas del verano en Entre Ríos.
Un cartel rojo de una tradicional gaseosa en uno de los laterales de la puerta identifica de lejos a la casona y almacén de los Avataneo, una construcción de ladrillos vistos rodeada de forestación, ubicada a poco más de cinco kilómetros de la intersección de la 35 con la Ruta Nacional 18.
El almacén fue y es punto de encuentro de los pobladores que quedan de una amplia zona del Quebracho, El Ramblón, Aldea Jaroslawsky, San Antonio, Eigenfeld o para los viajeros que van y vienen desde Seguí hacia y desde Paraná, por aquel camino que entonces y hasta no hace tanto, era de tierra y luego broza, hasta que comenzó a ser pavimentado en 2011.
Mucha historia, sacrificio, cuántos logros en esas paredes y esos estantes que atesoran recuerdos.