Algunas estimaciones acerca de los que se van y porqué
Según la estimación más reciente de la ONU Migración, en 2020 había en el mundo aproximadamente 281 millones de migrantes internacionales, una cifra equivalente al 3,6% de la población mundial.
Estos datos forman parte del Informe sobre las migraciones en el mundo 2022, que se realiza cada dos años desde el 2000, con el objeto de “mejorar la comprensión de la migración entre los responsables de la formulación de políticas y el público en general”, teniendo en cuenta los efectos de la globalización en sus múltiples formas.
Globalmente, el número estimado de migrantes internacionales ha aumentado en las últimas cinco décadas; en ese plano, entre 2000 y 2020 esas cifras fueron aún más notorias, como el caso de Asia, con un aumento del 74% (alrededor de 37 millones de personas, en cifras absolutas). Europa experimentó el segundo crecimiento más alto durante este período, con un aumento de 30 millones en el número de migrantes internacionales, seguida de América del Norte (18 millones) y África (10 millones).
El trabajo es la principal razón por la que las personas migran internacionalmente, y los trabajadores migrantes constituyen una gran mayoría de los trotamundos internacionales del mundo; la mayoría vive en países de altos ingresos.
No cabe dudas —más allá de que existan pocas fuentes fidedignas para cotejarlo cuantitativamente, como este caso que forma parte de un informe de más de 500 páginas —el desplazamiento global está en un nivel récord.
Así las cosas, para 2020 vivían en un país distinto al natal casi 281 millones de personas, es decir, 128 millones más que 30 años antes, en 1990 (153 millones), y más de tres veces la cifra estimada de 1970 (84 millones). La proporción correspondiente a los migrantes internacionales en la población mundial total también ha crecido, pero solo ligeramente. La inmensa mayoría de las personas siguen viviendo en los países en que nacieron.
SI avanzamos en condicionantes, el impacto de la COVID-19 en la población mundial de migrantes internacionales no es fácil de evaluar —menciona este informe— entre otras cosas porque los datos más recientes de que se dispone corresponden a mediados de 2020, un momento relativamente temprano de la pandemia. Aun así, se ha estimado que la covid-19 puede haber reducido el crecimiento de la población de migrantes internacionales en alrededor de dos millones. En otras palabras, sin el advenimiento de la covid-19, el número de migrantes internacionales en 2020 se habría situado probablemente en torno a 283 millones.
Y es que algunos países prohibieron la entrada a todos los extranjeros, otros se la prohibieron a nacionales de ciertos países, mientras que un tercer grupo de países cerraron sus fronteras completamente para frenar la salida y entrada de todas las personas, incluyendo los nacionales de su propio país. Medidas de cuarentena también se introdujeron, requiriendo una cuarentena en aislamiento de un periodo mínimo (típicamente 10 a 14 días) a todos los pasajeros tras el desembarque.
Qué pasó en La Argentina
Para 2019 ya se registraba un aumento en el número de emigrantes argentinos. Es aquí donde el informe de la ONU publicó que registró 1.013.414 personas en esta condición, lo que supone un 2,26% de la población. Si lo comparamos con el resto de los países vemos que tiene un porcentaje de emigrantes medio-bajo dentro de un posible ‘ranking de emigrantes’.
La emigración femenina, 523.322 mujeres un 51.63% del total de emigrantes, es superior a la masculina, 490.092 emigrantes varones, que son el 48.36%.
La emigración de Argentina se ha dirigido especialmente a España, donde van el 25,65%, Estados Unidos, el 21,24% y seguido de lejos por Chile, el 7,18%.
En los últimos años, el número de emigrantes argentinos ha aumentado en 36.205 personas, un 3,7%.
Nótese que en los números, Italia aparece recién en el 4º lugar, con 71.880 emigrante, 933 menos que Chile (72.813), y Portugal —que es hoy uno de los destinos más elegidos por los jóvenes entrerrianos para emigrar—no figura en el conteo de ese año prepandémico.
Sin embargo, cuando uno intenta cotejar los años de pandemia, se encuentra con otros datos que desconocen los anteriores. Por ejemplo en Chequeado.com, lo primero que se advierte es: “no existe información histórica disponible sobre la emigración internacional de los argentinos que permita decir si aumentó o disminuyó…”, y si uno se fija en la página del Estado Nacional sobre Migraciones, bien podría plantear esta cuestión. Sin embargo estos datos de la ONU sí hacen una historicidad, incluso muestran que hasta los años 1990 era prácticamente la mitad de la que llegó a ser en 2019. Además, a medida que fueron pasando las décadas, el número trepó a un promedio de 100 mil personas, entre hombres y mujeres.
Volviendo a los últimos años, hay registros que entre septiembre de 2020 y octubre de 2021 se fueron de nuestro país más de un millón de argentinos y extranjeros con documentación argentina. Entre ellos más de 50 mil indicaron en la declaración jurada que salían por ‘mudanza’.
También se sabe que desde 2013 hasta mayo de 2021 egresaron más argentinos de los que ingresaron o regresaron al país. Manteniéndose como destinos preferenciales los cuatro antes mencionados (léase España, Estados Unidos, Chile e Italia, en ese orden cuantitativo —N. de R.)
En ese último periodo, la mayoría de los años dan un saldo negativo, es decir que egresaron más argentinos de los que ingresaron o regresaron. El mayor pico, el año en el que se registraron mayor cantidad de salidas fue 2015; desde entonces se recuperó hasta 2018 y tuvo un nuevo aumento de los egresos en 2019, aunque en menor proporción. En 2015 el saldo negativo fue de más de 722 mil personas, mientras que en 2019 de más de 325 mil.
Por su parte, en 2020 se registró un saldo positivo (más ingresos que egresos). De 2021, el sitio Chequeado.com tuvo acceso a información hasta mayo último, donde se retoma el saldo negativo pero el periodo no es comparable con los años completos.
Declaraciones juradas
El 7 de septiembre de 2020, la Dirección Nacional de Migraciones estableció un sistema de declaraciones juradas de ingresos y egresos en el que se debe indicar el motivo al salir del país entre una lista de 5 opciones que son: estudio, mudanza, residencia, trabajo y turismo.
Entre septiembre de 2020 y octubre de 2021, se registró la salida de más de un millón de argentinos y extranjeros con documentación argentina (residencia, por ejemplo). Entre ellos más de 50 mil señalaron que salían por ‘mudanza’.
Perspectivas
Paralelo 32 abordó en reiteradas ocasiones de casos particulares, entrevistando a varios jóvenes victoriense que decidieron emprender nuevos horizontes casi emulando a sus antepasados.
En busca de oportunidades laborales, más de una decena de ellos vive hoy en un país que no es el suyo. Esta semana, además, hemos podido saber de varios más que están en preparativos para emigrar en noviembre próximo, y el destino común que reaparece es Portugal.
Precisamente hablábamos con uno de los papás, quien nos marcaba esta tendencia mencionando grupos de WhatsApp donde interactúan un gran número de entrerrianos, y que configura un espacio colaborativo para socializar, hablar de las exigencias de papeleo, a la par de encontrar alternativas laborales circunstanciales, hospedajes más convenientes, entre otras tantas decisiones de vida que irán tomando lejos de casa.
El preliminar del último Censo Nacional de población anticipaba (no lo hemos podido volver a contrastar en números, dado que aún no tenemos disponible ese indicador —N. de R.) que una vez más en Victoria somos menos de los que pensábamos. Esa idea de 50 mil almas en la ciudad debió someterse a un recorte abrupto de 10.000, y lo que siguió después bien podría interpretarse como excusas del tipo “faltan relevar aquí y allá; no se presentó el censista, etc.”; pero así hubieran sumado al total estos sectores, se esperaba más de lo que realmente es.
Ya un estudio encarado por la Municipalidad a mediados del 2011 avizoró que para 2020 habitarían unas 50 mil personas la ciudad, y para 2050, ese número alcanzaría los 100 mil. El relevamiento contó con asesoramiento nacional, a partir de una sinergia con el área turismo, pero advertía que esto ocurriría siempre y cuando los engranajes que hacen marchar el motor de la economía, fueran los indicados. Lo cierto es que ni somos 50 mil, ni esa ‘industria sin chimenea’ u otras inversiones pudieron sobreponerse al contexto de país.
Si volvemos al trabajo de la ONU, donde plantea que prevalecen migraciones dentro de los continentes, y esa barrera se está cruzando pero en menor medida a la anterior, Victoria seguramente reciba anualmente radicaciones de sus vecinos, como el caso de Santa Fe, pero es evidente que también podría pasar lo contrario, por las mismas razones laborales que llevan a muchas personas a intentar un mejor ingreso, estudio, capacitación, y otras razones.
No es intención alarmar sobre el tipo de migración que experimentamos, sino que hay una porción mínima —por el momento, pero que crece en número— de jóvenes victorienses, hijos de profesionales, emprendedores consolidados, o que son trabajadores registrados en condiciones de afrontar un gasto del tipo que exige un pasaje en avión y dinero para meses de estadía, que está dispuesto a intentar otra vida lejos de La Argentina, aunque ello signifique no ver a sus afectos por meses, incluso años.
Parte de esos jóvenes, además, están desencantados con el modelo de país que propone la política; no creen en las promesas de cambio, ni les interesa de quién es la culpa. Alguien dirá ¡Que se vayan! No es fácil ni sencillo lograr esa meta de grandes beneficios sin trabajo duro y mentalidad de superación. Seguramente habrá ‘fracasos’ pero lo cierto es que si le ponen empeño, tal vez tengan una oportunidad. Esa lectura de la realidad necesita visibilizarse, no porque estemos vaticinando un futuro de crisis y empobrecimiento general de nuestra sociedad argentina, que indefectiblemente los alcance, pero ese interés por marcharse sigue ganando voluntades. Algo de lo que proponemos como país está en franco deterioro, y al parecer algunos jóvenes no quieren esperar a que ocurra, tampoco les interesan las excusas, ni tienen porqué cargar con los problemas de un país que sigue dividiéndose para que unos pocos reinen.